La ciencia confirma que la naturaleza potencia la mente con un efecto único

Actualidad21/08/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Estar en contacto con la naturaleza mejora la atención
Estar en contacto con la naturaleza mejora la atención

Los experimentos realizados en distintas universidades muestran que caminar en entornos naturales tiene un impacto positivo inmediato en la concentración y la memoria de trabajo. En una investigación de la Universidad de Michigan, un grupo de estudiantes que caminó entre árboles obtuvo puntajes un 20% superiores en pruebas cognitivas respecto de quienes lo hicieron por calles urbanas.

Marc Berman, profesor de psicología de la Universidad de Chicago, sostuvo que “ni siquiera era necesario que te gustara o disfrutaras del paseo por la naturaleza para obtener estos beneficios cognitivos”. De hecho, los resultados fueron idénticos en verano y en pleno invierno. Su libro La naturaleza y la mente recupera la “teoría de la restauración de la atención”, que sostiene que la concentración es un recurso limitado que se renueva en contacto con paisajes verdes.

Los especialistas señalan que uno de los factores centrales es la “suave fascinación” que generan los entornos naturales: atraen la atención sin demandar vigilancia excesiva ni resultar monótonos. A diferencia de las ciudades, donde la estimulación constante agota la mente, la naturaleza ofrece un descanso activo.


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Berman además plantea que las formas físicas podrían explicar parte del fenómeno. “El arco de un río o el patrón repetitivo de un copo de nieve son más fáciles de procesar que los bordes rectos de un rascacielos”, explicó, al destacar que las curvas y fractales naturales parecen dar respiro al cerebro.

Sin embargo, no todos los investigadores se muestran convencidos. Gloria Mark, profesora de la Universidad de California, admitió que “hay cada vez más evidencia de que caminar en la naturaleza beneficia nuestra atención”, pero recordó que la teoría de la restauración aún no explica del todo el mecanismo detrás del efecto.

Estudios recientes aportaron nuevas pistas. La investigadora Amy McDonnell observó que quienes caminaban en un arboreto mostraban menor actividad cerebral tras la caminata, seguida de picos de mayor intensidad al retomar las pruebas cognitivas. “El cerebro descansó y luego se recuperó con mayor eficiencia que nunca tras la exposición a la naturaleza”, señaló.


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Otros enfoques sugieren que los beneficios podrían deberse a factores combinados. El tiempo a solas, el ejercicio físico, el aire puro o incluso el olor de los árboles podrían influir. Un artículo internacional propuso que las señales olfativas que emiten las plantas podrían estar vinculadas con el bienestar.

Ruth Garside, profesora de la Universidad de Exeter, advirtió que “parte de la magia reside en la combinación de factores que actúan al mismo tiempo”. Según la especialista, cuanto más se intenta reducir el fenómeno a una sola causa, más se pierde la esencia de lo que la naturaleza ofrece.

El consenso científico es que los espacios verdes aportan claridad mental, elevan el ánimo y estimulan la creatividad. Más allá de la explicación precisa, los investigadores coinciden en que el contacto con la naturaleza funciona como un bálsamo para la mente.

Fuente: LA NACION.

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