
“Mankeeping”: la carga emocional invisible que recae en las mujeres dentro de las parejas
Actualidad25/08/2025
REDACCIÓN
En los últimos años se puso en agenda el concepto de carga mental y trabajo doméstico no remunerado. Ahora se suma una dimensión igual de pesada pero menos visible: el “mankeeping”, definido como el trabajo emocional que asumen mayormente las mujeres dentro de las parejas heterosexuales. Se trata de sostener la vida afectiva de sus compañeros, contenerlos y suplir la ausencia de otras redes de apoyo.


La psicóloga Angelica Puzio Ferrara, desde la Universidad de Stanford, propuso el término para describir cómo, aun en vínculos modernos, las mujeres siguen siendo quienes recuerdan, organizan y gestionan vínculos sociales, acompañan en crisis y traducen lo que sus parejas sienten pero no logran poner en palabras. Todo esto sin reciprocidad y con la expectativa implícita de que se trata de una obligación natural.
El fenómeno se manifiesta en tres dimensiones principales. La primera es la facilitación social, cuando ellas se ocupan de recordar cumpleaños, coordinar salidas o mantener los lazos de sus parejas con amigos y familiares. La segunda es la educación emocional, donde actúan como guía afectiva, ayudando a los varones a reconocer y expresar emociones. Y la tercera es la subcontratación emocional, en la que los hombres dependen casi exclusivamente de ellas para procesar lo que sienten, sin otras redes de contención.
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“No habla con sus amigos”, “no quiere ir a terapia”, “solo se abre conmigo”: estas frases, repetidas por miles de mujeres, muestran la magnitud del problema. Lo que empieza como un gesto de amor termina convirtiéndose en un patrón estructural, en el que ellas sostienen y ellos descargan, sin equilibrios ni devolución.
El trasfondo es cultural y está ligado a los mandatos de masculinidad. Diversos estudios advierten una “recesión de las amistades masculinas”, donde casi la mitad de los hombres en Estados Unidos reconoce no tener a quién acudir ante un problema personal. La falta de vínculos íntimos entre varones, sumada a la resistencia a mostrarse vulnerables, genera que las parejas se transformen en el único refugio emocional, con un peso desproporcionado sobre las mujeres.
Romper este ciclo no implica dejar de cuidar, sino repartir el cuidado de manera más justa. Nombrar el mankeeping ayuda a tomar conciencia de su existencia; fomentar que cada persona tenga redes propias fuera de la pareja es vital; establecer límites evita que acompañar signifique cargar con todo; y reflexionar juntos sobre cómo se distribuyen las tareas emocionales resulta esencial.
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La discusión abre un debate urgente: ¿por qué el cuidado emocional sigue siendo un trabajo invisibilizado y femenino? La respuesta remite a cómo la sociedad educa a los varones, y a la necesidad de promover nuevas formas de masculinidad, más abiertas, sensibles y compartidas.
Fuente: LA NACION.
















