Sobrepesca china de calamar en costas argentinas podría provocar un colapso ecológico

Según el podcast Enfoque Internacional de Radio Francia Internacional, la Fundación para la Justicia Ambiental documentó la presencia de una flota asiática de 343 buques poteros, en su mayoría chinos, que capturan calamares a unas 200 millas de la costa argentina. El calamar es una especie esencial en la dieta de ballenas, pingüinos y lobos marinos, y su depredación sin regulación podría generar un colapso en la cadena alimentaria marina.

El investigador Jesús Urios, coautor del informe, explicó que “cada año descienden alrededor de 343 barcos poteros de banderas asiáticas, principalmente chinas, aunque también de Corea del Sur y Taiwán”. La diferencia con la flota nacional es notoria: mientras que Argentina regula sus capturas con un máximo de 75 embarcaciones, en aguas internacionales no existen límites, lo que agrava la presión sobre la especie.

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El especialista advirtió que el impacto real de esta actividad resulta difícil de medir porque “no sabemos hasta qué punto, en el sentido de que como no tenemos información de lo que se pesca fuera de la zona económica exclusiva argentina, entonces es muy difícil saber la población de calamares que se va quitando cada año”. La incertidumbre se traduce en un riesgo concreto: en 2016 se registró una caída histórica en los stocks de calamar, con niveles tan bajos que se temió la desaparición de la especie.

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La investigación también expone otro aspecto alarmante: las condiciones laborales en los barcos. La ONG recopiló 169 testimonios de marineros, en su mayoría indonesios, que denunciaron jornadas de más de 14 horas, violencia física, negación de asistencia médica e incluso muertes por negligencia. Urios sostuvo que estas prácticas constituyen “esclavitud moderna” y que la falta de controles internacionales permite su continuidad.

Además, se describieron maniobras agresivas de buques para evitar inspecciones de los guardacostas, lo que refleja el grado de impunidad con el que operan. “Con una sobrepesca excesiva, podríamos estar viendo un colapso de la especie. De hecho, en 2016 pensaron que se había acabado el calamar. Hubo una población bajísima y aún no se ha recuperado desde entonces”, recordó Urios en diálogo con RFI.

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Frente a este escenario, la Fundación para la Justicia Ambiental recomienda aplicar mecanismos globales similares a los del atún, con cuotas y sistemas de control que garanticen la sostenibilidad. La falta de acuerdos multilaterales convierte al Atlántico sur en un territorio de explotación desmedida, con consecuencias tanto ambientales como sociales.

La advertencia se extiende más allá de la pesca: lo que está en juego es la preservación de un recurso vital para la biodiversidad marina y para la economía pesquera argentina. Los especialistas alertan que sin regulación y transparencia, el calamar del Atlántico sur podría convertirse en una víctima más de la sobrepesca mundial.

Material publicado por gentileza Radio Francia Internacional