Argentina tiene el viento a favor, pero no las reglas claras para el hidrógeno verde
Actualidad25/09/2025
REDACCIÓN
Argentina tiene condiciones ideales para producir hidrógeno verde, pero sigue sin una regulación.
Argentina podría estar entre los gigantes del hidrógeno verde. Tiene lo más difícil: recursos naturales excepcionales. Vientos constantes en la Patagonia, sol a raudales en el norte y vastas extensiones aptas para energías renovables. Pero sin reglas claras, el potencial no despega.
“El riesgo no es técnico. Es político”, repiten en voz baja empresarios del sector. La industria ya cuenta con tecnología para producir, comprimir, almacenar y exportar hidrógeno verde. Lo que falta es un marco legal que atraiga capital y reduzca la incertidumbre.
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El hidrógeno será clave en los próximos 25 años. IRENA estima que cubrirá el 12% del consumo energético global para 2050. Y será vital en sectores difíciles de electrificar: aviones, trenes, fertilizantes, siderurgia pesada. Hoy el mundo apuesta fuerte. Chile ya tiene metas concretas de producción y exportación. Brasil puso en marcha pilotos industriales. Uruguay y Colombia ofrecen incentivos claros. En cambio, Argentina todavía debate.
“Podríamos ser el hub exportador de Europa y Asia”, advierten expertos. Pero sin contratos de compra garantizados ni un plan nacional de largo plazo, el riesgo de perder esta oportunidad es real.
En el país se habla casi exclusivamente del hidrógeno verde. Sin embargo, el escenario global incluye también variantes como el hidrógeno azul (con captura de carbono) y el hidrógeno rosa (con energía nuclear). Europa ya los integró en su estrategia regulatoria.
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Argentina ni siquiera define metas concretas. Tampoco existe un esquema de incentivos diferenciado que oriente inversiones. Sin esa hoja de ruta, los proyectos corren riesgo de quedar en maquetas.
Además de exportar, Argentina podría usar el hidrógeno para reconvertir industrias locales. En la movilidad pesada, por ejemplo, o en refinerías que hoy dependen del gas natural. Incluso en la producción de combustibles sintéticos, donde la electrificación directa no alcanza.
“El recurso lo tenemos. Lo que falta es decisión política y continuidad”, advierten desde el sector energético. Y el reloj ya empezó a correr.
Fuente: Ámbito
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