
El asado resiste: la carne se mantiene estable y sube menos que la inflación
Actualidad19/10/2025
REDACCIÓN
La carne vacuna logró mantener precios estables durante los últimos meses, incluso por debajo de la inflación general, según explicó Mario Ravettino, presidente del Consorcio Exportador de Carnes Argentinas. El dirigente detalló que esta aparente calma en el sector no responde a una mejora estructural, sino a la caída del poder adquisitivo de los consumidores, que redujeron su demanda.


“Si tomamos el IPC en junio fue 1,6 y la carne 1,6; en julio 1,9 y la carne 1; en agosto 1,9 y la carne 0,3; y el último mes prácticamente iguales: 2,1 y 2. Está muy estable”, señaló Ravettino en diálogo con Radio Rivadavia. Según sostuvo, la estabilidad de los precios refleja que “la situación económica de la gente hace que no tengamos los niveles de consumo de antes”.
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El asado, símbolo nacional y termómetro del bolsillo argentino, muestra solo repuntes ocasionales en fechas especiales, como el Día de la Madre. En esos momentos se observa un leve aumento de las ventas, aunque no implica una recuperación sostenida del consumo. La tendencia general sigue marcada por una retracción prolongada.
Consultado por las fuertes subas en otros alimentos, como el tomate, que aumentó 30% en el último mes, Ravettino explicó que la carne tiene una oferta estable durante todo el año. “Las frutas y hortalizas tienen subas ocasionales, pero la carne tiene una dinámica diferente. Lo que pasa hoy responde más al contexto general de la economía”, precisó.
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El consumo per cápita de carne vacuna ronda actualmente entre 48 y 50 kilos anuales, una cifra históricamente baja en comparación con los 70 kilos promedio de hace veinte años. Según el referente del sector, “esa cifra no va a volver”, ya que los argentinos adoptaron una dieta más diversificada, que incluye 50 kilos de carne vacuna, 40 de aviar y 20 de cerdo por habitante al año.
“Somos el segundo país del mundo que más carne vacuna consume, pero también crecieron las otras proteínas”, remarcó Ravettino, reflejando una transición en los hábitos alimentarios nacionales. El cambio se asocia tanto a cuestiones de precios como a nuevas preferencias nutricionales.
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El dirigente también se refirió a la crisis que atraviesa el sector lechero y a la competencia creciente entre la ganadería y la agricultura. Según explicó, la diferencia en los ciclos productivos impacta directamente en la rentabilidad. “Producir un pollo lleva 60 días, un cerdo 120, y un novillo tarda dos años. Eso explica mucho de las dificultades de la cadena ganadera”, puntualizó.
El aumento de la rentabilidad agrícola lleva a muchos productores a elegir cultivos como la soja, que requieren menos inversión y ofrecen retornos más rápidos. En ese contexto, la ganadería enfrenta mayores riesgos y tiempos prolongados de recuperación, una situación que limita la expansión de la actividad.
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Finalmente, Ravettino lamentó que, en un país con más de mil kilómetros de litoral marítimo, el consumo de pescado siga siendo mínimo. Consideró necesario avanzar hacia una política agroalimentaria más integral, que equilibre producción, consumo y exportaciones. Para el sector cárnico, el reto inmediato es sostener la estabilidad sin depender exclusivamente de la caída del consumo interno.
Fuente: NA.





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