Manuel Adorni inicia una ronda de reuniones con ministros y prepara un nuevo esquema de gabinete en la era Milei

Desde que asumió al frente de la Jefatura de Gabinete, Manuel Adorni se propuso ordenar el tablero político dentro del Gobierno y recomponer la comunicación entre los ministerios. En su primera semana en funciones, el ex vocero presidencial comenzó una ronda de reuniones personales con los titulares de cada cartera y, según confiaron en Casa Rosada, su meta es construir un esquema más aceitado y colaborativo entre los funcionarios que rodean a Javier Milei.

El primer paso lo dio este lunes con una visita al edificio de Capital Humano, donde mantuvo un extenso encuentro con Sandra Pettovello. La reunión, que se extendió más de una hora, giró en torno a la coordinación de políticas sociales y la articulación con las provincias. El martes será el turno de Patricia Bullrich, con quien buscará acordar mecanismos de comunicación directa entre Seguridad y la Jefatura de Gabinete, un vínculo que hasta ahora dependía del contacto personal con el Presidente.

Durante la semana pasada, Adorni ya se había reunido con Luis Petri, Federico Sturzenegger y Mario Lugones, titulares de Defensa, Desregulación y Salud respectivamente. De cada uno tomó nota sobre las principales urgencias, los conflictos internos y los puntos críticos en la relación con otras áreas del Gobierno. Según su entorno, el diagnóstico común fue claro: faltaba coordinación y una línea de acción compartida entre ministerios.

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“El objetivo es que conozca la situación real de cada cartera y que cada ministro le presente a su equipo. Queremos detectar los problemas, ordenar las prioridades y mejorar la comunicación interna”, explicaron cerca del jefe de Gabinete. Ese paso es el preludio de una reunión ampliada que planea convocar la próxima semana, en paralelo a los tradicionales encuentros de Gabinete que encabeza Javier Milei.

En Balcarce 50 aseguran que la decisión de iniciar esta ronda de reuniones personales surgió tras detectar “ruidos y cortocircuitos” entre algunos ministros, atribuídos a una falta de intermediación política. En el entorno de Adorni apuntan a que la salida de Guillermo Francos, con su estilo “más permisivo” y de “dejar hacer”, había dejado grietas que ahora buscan sellar con una gestión más presente y con un tono conciliador.

En la Casa Rosada destacan que Adorni busca ejercer un rol activo, sin entrar en roces pero con firmeza para ordenar el funcionamiento del equipo. Su perfil, definido como “dialoguista y pragmático”, le valió respaldo tanto de Pettovello como de Bullrich, quienes coincidieron en que la coordinación política era un punto débil del Gobierno en los últimos meses.

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Luego de completar su ronda de reuniones individuales, Adorni convocará una nueva reunión general del Gabinete, que podría concretarse en los próximos diez días. En ese encuentro se delineará la planificación de cada área y se establecerá un calendario de trabajo a seis meses, con controles periódicos y una síntesis de objetivos comunes.

“El Presidente quiere un Gabinete que funcione como un equipo y no como compartimentos estancos”, resumió un colaborador cercano al jefe de Gabinete. Con esa frase, Adorni busca instalar un nuevo estilo de gestión, más coordinado, sin superposiciones y con foco en los resultados. En su entorno reconocen que el desafío no será menor: deberá alinear personalidades fuertes y áreas con agendas propias dentro de un Gobierno que, por primera vez, tendrá a un portavoz convertido en articulador político.

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En paralelo, el funcionario prepara un esquema de reuniones periódicas cada diez días, con participación de los ministros y sus segundos, para mantener una comunicación constante y evitar las fricciones que marcaron la etapa anterior. La idea, explican, es que “no haya sorpresas” y que cada decisión del Gobierno se tome con información compartida.

De esta manera, Adorni busca consolidar su rol como nuevo articulador del gabinete mileísta, con una impronta más política y menos comunicacional, pero sin abandonar su estilo directo y su capacidad de síntesis. En la Casa Rosada aseguran que su llegada ya cambió el clima interno: “Trajo diálogo y método. Ahora falta que el resto acompañe”, resumió un funcionario que participó en los primeros encuentros.