Murió Daniel Hugo Piazzolla, músico y productor ligado al legado de Astor y a su familia

La noticia cruzó las redes sociales con tristeza este viernes 26 por la tarde: murió Daniel Hugo Piazzolla, hijo de Astor Piazzolla, nacido del matrimonio con Odette Wolff. Su nombre aparece ligado a una tarea silenciosa, muchas veces lejos del centro de la escena, pero sostenida durante años. En el ambiente musical lo reconocen por su recorrido como músico y productor, y por su trabajo cercano a la obra de su padre.

En distintas publicaciones se lo describió como un hombre de perfil bajo, con una relación constante con la memoria del apellido y con la circulación del repertorio piazzolliano. En ese marco, también se volvió frecuente una confusión: a menudo lo tomaban por su nieto, Daniel “Pipi” Piazzolla, también músico. Esa coincidencia de nombres alimentó equívocos, aunque cada uno construyó su propio camino y su propio lugar dentro del mundo musical.

Daniel compartió grabaciones y escenarios con su padre y con su hijo, y acumuló experiencias que pensaba ordenar en un libro autobiográfico que todavía no llegaba a publicarse. En su entorno contaban que guardaba anécdotas de giras, ensayos y discusiones artísticas, además de escenas familiares que atravesaban la vida cotidiana. Ese material quedaba cerca, según quienes lo conocían, porque él prefería contar desde la experiencia y no desde el mito.

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Uno de los puntos más recordados de su recorrido aparece en su paso por el Octeto Electrónico, la formación donde tocó junto a Astor Piazzolla durante cuatro años. Ese período lo puso en una dinámica intensa de trabajo y convivencia artística, con decisiones que impactaban en el sonido y en la proyección del grupo. Daniel quedó asociado a esa etapa por haber vivido desde adentro una época que muchos seguidores consideran fundamental para entender el recorrido de su padre.

Su historia personal también incluyó tensiones y reencuentros familiares. Daniel recordó en entrevistas que pasó doce años sin verse con Astor, en un conflicto que vinculó con decisiones musicales, cuando criticó la idea de desarmar el Octeto y pasar a otra etapa. Aun así, sostenía que el vínculo afectivo nunca se rompía y que el cariño permanecía incluso en los momentos más duros.

Ese distanciamiento terminó con un reencuentro cuando Astor ya estaba enfermo. En ese tramo final, padre e hijo pudieron compartir el último Día del Padre de Piazzolla, quince días antes de su muerte, el 4 de julio de 1992. Para Daniel, ese momento quedaba grabado como una forma de cierre íntimo, más cercano a la familia que a la escena pública.

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Con los años, Daniel eligió otra vida y otro paisaje. Amaba Nueva York y seguía a River, pero desde 2010 se instaló en Villa La Angostura, donde también construyó un universo familiar propio. En ese lugar, solía explicar un cartel de bienvenida con una frase que repetía con humor y sentido de pertenencia: “Antes éramos Diana, Dedé –su mamá, primer mujer de Astor Piazzolla- y yo, éramos las tres D de Astor. Ahora las tres D son Daniela, mi hija, mi hijo Daniel y yo, las tres D de mi mujer, Lala”.

En los recuerdos de infancia, Daniel también contaba escenas domésticas marcadas por el ritmo de la composición. Relataba que Dedé pedía silencio cuando Astor trabajaba, y lo decía con una claridad que mostraba la convivencia con la creación artística. La frase quedó repetida en notas y entrevistas por su simpleza: “Chicos, nos tocó esto. Es un genio. Tratemos de hacer el menor ruido posible”.

En 2018, Daniel colaboró con el documental “Piazzolla, los años del tiburón”, dirigido por Daniel Rosenfeld, una producción que vuelve sobre momentos determinantes de la vida y la obra del bandoneonista. Ese aporte se sumó a una trayectoria que, en general, evitó el protagonismo, pero sostuvo tareas concretas alrededor del archivo, los recuerdos y la preservación. Su muerte deja un vacío en ese trabajo silencioso, el que sostiene la historia detrás de los escenarios.

Daniel Piazzolla tenía 70 años y atravesaba problemas de salud vinculados a un EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), según se difundió en las últimas horas. La despedida, atravesada por mensajes en redes, también reubica su figura como parte de una familia con peso propio en la cultura argentina. En ese entramado, Daniel ocupó un lugar menos visible, pero cercano a las obras, a los relatos y a la vida cotidiana del apellido.