Octavio Pico: el rincón neuquino donde cuatro provincias se funden en un solo punto

Actualidad28/12/2025Sergio BustosSergio Bustos
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Octavio Pico, "el cuatripunto".

El mapa nacional guarda una curiosidad casi imperceptible para el viajero distraído, pero de una relevancia geográfica absoluta en los márgenes del río Colorado. En ese sector del territorio, la localidad de Octavio Pico se erige como el escenario donde los límites de Neuquén, Río Negro, Mendoza y La Pampa convergen de manera exacta. Esta particularidad la convierte en el único cuatripunto del país, una condición que a nivel mundial solo encuentra un paralelo famoso en el "Four Corners" de los Estados Unidos.

A diferencia del monumento turístico norteamericano que atrae a multitudes, este paraje neuquino mantiene una identidad profundamente patagónica y un silencio que domina el paisaje de chacras y canales. La vida en el pueblo transcurre con la calma propia de los asentamientos rurales, donde sus aproximadamente 188 habitantes conviven con una geografía que trasciende las líneas administrativas. Para quienes llegan hasta allí, el entorno ofrece una experiencia alejada de los circuitos tradicionales, marcada por la presencia constante del agua y los campos bajos.

El origen de este enclave se remonta a la década de 1930, mucho antes de su reconocimiento oficial por parte del Estado. La historia destaca la figura de José Fernández, un rabdomante de origen español que se asentó en estas tierras inhóspitas junto a su esposa, Aurora Cerna. Fernández se dedicó a excavar jagüeles para obtener agua, una tarea vital que permitió el arraigo de las primeras familias en una zona donde la naturaleza impone condiciones severas a quienes deciden habitarla.

La fundación formal del pueblo ocurrió recién en el año 1973, bajo la gestión del entonces gobernador Felipe Sapag. Sin embargo, su nombre rinde tributo a una figura anterior: el agrimensor Octavio Pico, quien tuvo la responsabilidad técnica de fijar los límites territoriales y colocar el monolito que hoy señaliza la unión de las cuatro jurisdicciones. Ese pequeño hito de piedra es el testigo mudo de un cruce de fronteras que, en la práctica cotidiana de los vecinos, resulta imperceptible.


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Ubicada a unos 185 kilómetros de Neuquén capital, la comisión de fomento se posiciona hoy como una de las menos pobladas de la provincia según los datos del último censo. Pese a su tamaño reducido, el pueblo cuenta con una ubicación estratégica sobre la Ruta 6, una vía que comienza a cobrar relevancia bajo la denominación de "ruta de la energía". Este camino vincula el norte neuquino con los pasos hacia Chile, integrando al pequeño poblado en un corredor logístico de importancia regional.

El subsuelo de la zona también proyecta un horizonte de transformaciones para los próximos años, dado que el área forma parte de la formación geológica Vaca Muerta. Esta riqueza de recursos hidrocarburíferos coloca a la localidad en una posición expectante, equilibrando su pasado de pastoreo y jagüeles con el potencial extractivo que caracteriza a la provincia. Mientras tanto, el río Colorado sigue funcionando como la columna vertebral que ordena el trabajo y la producción de las familias locales.

La singularidad de ser un punto de encuentro cuádruple no alteró la sencillez de su gente ni la fisonomía de sus calles. En Octavio Pico no existen los carteles luminosos ni las grandes infraestructuras hoteleras, sino un respeto por el ritmo que impone el clima y la distancia. Es un destino que invita a entender el mapa desde una perspectiva distinta, donde la identidad se forja en el contacto directo con las provincias vecinas a través de lazos sociales y productivos.

Los visitantes que se aventuran hasta este rincón suelen buscar la fotografía en el monolito que divide cuatro realidades políticas distintas con solo dar un paso. No obstante, lo más valioso de la visita suele ser la posibilidad de contemplar cómo la vida fluye sin las divisiones que aparecen en los libros de geografía. El encuentro de Mendoza, La Pampa, Río Negro y Neuquén es, ante todo, un hecho de hermandad territorial que se manifiesta en la paz del paisaje.


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En un contexto donde el turismo busca constantemente lo grandilocuente, esta localidad ofrece la sutileza de lo exclusivo. Estar en Octavio Pico es, técnicamente, estar en cuatro lugares al mismo tiempo, aunque el corazón del pueblo siga latiendo con una cadencia estrictamente neuquina. La proyección hacia el futuro, marcada por la energía y la conectividad vial, promete sacar a este secreto geográfico de su anonimato histórico para integrarlo plenamente al desarrollo productivo del sur argentino.

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