PRONÓSTICOS DESALENTADORES DE LA OCDE PARA LA ARGENTINA

Según la última actualización de las previsiones económicas de la OCDE, Argentina experimentará una caída del 1,6% en su Producto Interno Bruto (PIB) durante el año 2023, situándose como la economía con el peor rendimiento entre los países miembros del organismo.

Esta perspectiva se alinea con el diagnóstico de otras instituciones, como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Banco Mundial, que también prevén una contracción económica para Argentina en 2023, aunque con estimaciones ligeramente diferentes. Mientras la Cepal estima una caída del 2% en el PIB, el Banco Mundial coincide en esa cifra. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica un crecimiento del 0,25%, evitando así una posible recesión para el país.

En comparación con las proyecciones anteriores de la OCDE, que estimaban un crecimiento del 0,1% para Argentina, la nueva actualización indica una recesión en el año 2023. Además, la caída del PIB argentino será aún mayor que la esperada inicialmente para Rusia, que se prevé que sea del 1,5%. Estos serán los únicos dos países dentro de la OCDE que experimentarán una contracción económica este año.

Para el año 2024, se espera que el PIB de Argentina retome su crecimiento, aunque a un ritmo aún lento. La proyección actual es de un incremento del 1,1%, siete décimas menos de lo calculado en marzo. Esta cifra continúa siendo inferior al aumento previsto para el promedio de los países de la OCDE, que se mantendrá en el 1,4%.

La OCDE identifica varias causas para la contracción económica pronosticada en 2023. Entre ellas, se menciona la caída del consumo y las inversiones debido a la incertidumbre política previa a las elecciones presidenciales que se celebrarán en octubre. Además, la sequía tendrá un impacto negativo a corto plazo en la producción agrícola, lo que a su vez afectará el nivel de las exportaciones.

En cuanto a la inflación, que alcanzó su nivel más alto en los últimos 30 años en abril (108,8% interanual), se proyecta que cierre el año en un 106,9% interanual. Las presiones salariales incipientes y el aumento de los precios de los alimentos se señalan como factores que contribuyen a la persistencia de la inflación en el país.