LA HISTORIA DEL RESTAURANTE QUE TRANSFORMA LA INCLUSIÓN

En el corazón de la ciudad de Buenos Aires, está Alamesa, que emerge como un espacio único, operado mayoritariamente por personas neurodivergentes.

Actualidad24/12/2024REDACCIÓNREDACCIÓN
RESTAURANTE NEURODIVERGENTES
RESTAURANTE NEURODIVERGENTES

Este restaurante no solo sirve platos internacionales de calidad, sino que también desafía paradigmas sobre inclusión laboral y neurodiversidad.

Nacho Fernández Suárez, uno de sus empleados, recuerda con pesar sus años como auxiliar administrativo en el Congreso. "Me acosaban y me trataban mal," relata. Ahora, su experiencia en Alamesa le ha dado propósito y una comunidad que lo valora.

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El proyecto nació gracias al médico Fernando Polack, inspirado por su hija Julia, quien se encuentra dentro del espectro autista. Polack invirtió sus ahorros para crear un entorno laboral adaptado y lleno de posibilidades. "Construí esto para darle un futuro a Julia y a otros como ella," comentó.

La propuesta del restaurante va más allá de la inclusión. Cada empleado, sin importar su diagnóstico, aprende a realizar todas las tareas, desde la cocina hasta la atención al público. Esta dinámica rompe con la idea de asignar roles específicos según capacidades percibidas.

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El restaurante implementa adaptaciones innovadoras, como una cocina sin cuchillos ni llamas abiertas y un sistema de ingredientes codificados por colores. Estas medidas facilitan el trabajo diario y reducen las barreras para personas con dificultades de lectura o sensibilidad sensorial.

Entre sus empleados, Juan Pablo Coppola, diagnosticado con síndrome de Asperger, encontró un lugar que lo acepta como es. "Por primera vez sentí que un grupo me trataba bien," expresó emocionado. Antes de llegar a Alamesa, su experiencia en otros trabajos había sido frustrante y desalentadora.

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El menú, cuidadosamente diseñado, incluye platos como pollo marroquí con cuscús y sándwich de pastrami. La calidad de la comida ha ganado elogios incluso entre quienes llegan por curiosidad sobre su concepto inclusivo.

Sebastián Wainstein, director ejecutivo, destaca que el restaurante busca aprovechar las fortalezas individuales. "Nos dedicamos a comprender el potencial de cada persona," explicó. Este enfoque crea un ambiente de trabajo dinámico y enriquecedor para todos.

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La atención mediática inicial incluyó un mensaje del papa Francisco, quien felicitó al equipo de Alamesa por su aporte a la sociedad. "Es un aporte distinto, creativo y valioso," expresó el pontífice en un video.

Con más de 40 empleados neurodivergentes y 10 neurotípicos, la idea a futuro es que estos últimos dejen de ser necesarios. "Nuestro objetivo siempre fue que ellos tomen el control," afirmó Wainstein.

El restaurante también fomenta la creación de comunidad entre sus empleados. Actividades como salidas al cine o a la bolera son parte de su rutina. "Aquí encontré amigos y confianza," mencionó Sofía Aguirre, una de las empleadas neurodivergentes.

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Desde su apertura, Alamesa ha inspirado a otros emprendimientos inclusivos en Argentina. Su modelo demuestra que la diversidad puede ser una fortaleza y que un entorno adaptado beneficia a todos.

Aunque enfrentaron desafíos iniciales, el restaurante sigue siendo un ejemplo de cómo la inclusión no solo es posible, sino también rentable y transformadora. El éxito de Alamesa radica en su visión y compromiso con las personas.

Nota completa: The New York Times

   

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