El salario mínimo ya rinde menos que en 2001

Política28/03/2025Sergio BustosSergio Bustos
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Sigue la pérdida de poder adquisitivo.

El salario mínimo vital y móvil perdió más terreno frente a la inflación. El dato surge de un informe privado. La comparación histórica duele. Hoy compra menos que en 2001, antes del estallido económico.

La caída se aceleró entre diciembre de 2023 y febrero de 2025. El retroceso acumulado fue del 30%. El dato refleja una pérdida abrupta. El salario no alcanzó a seguirle el ritmo a los precios.

La cifra actual es contundente. En febrero, el salario mínimo fue de $292.446. En marzo ascendió a $296.832. Pero ese número engaña. El poder real de compra es el más bajo en más de dos décadas.

El informe fue elaborado por el Área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales. El equipo pertenece al Instituto Interdisciplinario de Economía Política. La coordinación estuvo a cargo de Roxana Maurizio y Luis Beccaria. El relevamiento pertenece a la Facultad de Ciencias Económicas.

El desplome comenzó con fuerza en diciembre de 2023. Ese mes la caída fue del 15%. En enero de 2024, el deterioro fue aún mayor: 17%. En solo dos meses, el salario perdió más de un cuarto de su valor real.

Esa tendencia se interrumpió brevemente. En diciembre de 2024 y enero de 2025 hubo aumentos nominales. Pero fueron insuficientes. Subieron apenas 0,3% cada mes. En febrero volvieron a caer: -0,4%. La inflación siguió creciendo. El ingreso no.

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Según el informe, el deterioro viene de años anteriores. No es nuevo. Pero ahora tocó fondo. En febrero de 2025, el poder adquisitivo fue menor al de la prepandemia, y también al del 2001.

El pico de poder de compra del salario mínimo fue en 2011. Desde entonces, el valor real bajó un 61%. El ingreso básico nunca estuvo tan lejos de cubrir una canasta mínima.

En medio de esa situación, el Gobierno definió los aumentos por decreto. El Consejo del Salario fracasó en sus reuniones. No hubo acuerdo entre gremios y empresarios. Los sindicatos pidieron elevar el mínimo a $572.000. Fue rechazado.

La brecha entre lo pedido y lo otorgado es abismal. El monto quedó muy lejos del reclamo. El ajuste fue decidido sin consenso. No alcanzó ni la mitad de lo solicitado.

El informe también analizó el nivel de empleo privado. Allí aparecen señales levemente positivas. Desde agosto de 2024 se cortó la racha de caídas consecutivas.

En ese mes hubo un leve repunte. Se crearon mil puestos. Es apenas un 0,02%. En septiembre fueron 8.100 empleos nuevos. En octubre, 4.800. En noviembre, 2.100. En diciembre, 5.900. La curva dejó de bajar, pero sube muy poco.

La comparación anual es negativa. En doce meses se perdieron 105.000 puestos. Es un 2% menos. El repunte es débil frente al retroceso previo.

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Los datos del SIPA coinciden con esta tendencia. La baja mensual de empleo se fue desacelerando. En marzo de 2024 fue del 0,5%. En abril, 0,4%. En mayo, 0,3%. En junio, 0,2%. En julio, casi sin cambios. En agosto, -0,1%. Desde septiembre empezaron a verse variaciones positivas.

En septiembre se sumó 0,2%. En octubre, 0,3%. En noviembre, 0,2%. Pero en diciembre volvió a caer: -0,2%. En enero de 2025 repuntó levemente: +0,1%. No hay una tendencia firme. La recuperación es intermitente.

La Encuesta de Indicadores Laborales apoya esa lectura. El número de ocupados de diciembre de 2024 fue similar al de junio de 2018. Incluso un 2,4% menor al máximo de agosto de 2023. En seis años y medio, el empleo no creció. Retrocedió.

El sector formal continúa estancado. El informe advierte que la mejora reciente no compensa la pérdida anterior.

El poder de compra golpea más fuerte. La distancia entre salarios e inflación marca una pérdida estructural.

En este contexto, el empleo crece sin fuerza. Los nuevos puestos no logran revertir la precariedad.

El informe plantea una paradoja. Más empleo formal, pero menos poder adquisitivo. Trabajar ya no garantiza cubrir lo básico.

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También se observa otra distorsión. El salario mínimo se volvió una referencia de piso. Pero cada vez menos trabajadores ganan ese monto. Hay sectores por debajo incluso de ese nivel.

La situación impacta especialmente en jóvenes y mujeres. Son los más afectados por la pérdida de calidad del trabajo.

Las paritarias no lograron compensar. El aumento de precios superó a todos los acuerdos salariales.

El salario mínimo perdió valor como referencia. No marca un umbral digno. No alcanza ni para una canasta básica individual.

Los especialistas señalan una urgencia. Recomponen el salario real o crecerá la desigualdad. La informalidad sigue elevada. El informe no abarca ese universo, pero advierte sobre su impacto.

El poder adquisitivo es clave para la reactivación. Sin consumo, la economía no despega. El informe cerró con una advertencia. La debilidad del salario compromete la inclusión. Un país que trabaja, pero no llega a fin de mes, no puede sostenerse.

   

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