


El Eternauta vuelve. Esta vez lo hace en formato de serie, con producción argentina y con la expectativa puesta en su estreno global a través de Netflix. La fecha elegida no es casual: el 30 de abril marcará un punto de inflexión para la ciencia ficción nacional, que por primera vez llega a una plataforma de alcance masivo con una obra emblemática de la historieta argentina.
Ariel Staltari, actor y guionista de la serie, definió con firmeza el contexto del lanzamiento: “Llega en un momento justo”. En una entrevista reciente señaló que “vivimos una etapa de deshumanización global absoluta” y remarcó que el mensaje del Eternauta cobra un valor especial. “La idea del héroe colectivo, de que nadie se salva solo, es muy potente hoy”, sostuvo.
Staltari no solo actuó en la serie, también formó parte del equipo de guión que adaptó la obra original. El proceso llevó años. Según explicó, fueron más de siete años entre desarrollo, escritura, diseño, rodaje y postproducción. Un recorrido largo que encontró su forma definitiva bajo la dirección de Bruno Stagnaro.
La historia original fue creada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López. Se publicó entre 1957 y 1959 en la revista Hora Cero Semanal y se convirtió en un fenómeno de la cultura argentina. Desde entonces, no dejó de resonar en cada generación.
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La serie, sin perder la esencia de la obra original, propone una mirada contemporánea. Mantiene el eje en la invasión silenciosa, el aislamiento de Buenos Aires, la resistencia civil y el misterio, pero lo hace con un enfoque actualizado, tanto en lo visual como en lo narrativo.
Ricardo Darín encarna al protagonista Juan Salvo. Su participación en la serie elevó aún más las expectativas. El actor se mostró entusiasmado por el resultado y elogió el nivel de producción alcanzado por el equipo técnico y artístico.
“Creo que puede ser muy importante para todos nosotros en Argentina”, expresó Darín. En diálogo con medios nacionales, destacó que “es una apuesta muy grande” y que la serie tiene el potencial de demostrar que en el país se pueden hacer producciones de gran nivel.
Durante el rodaje, según relató Darín, se vivieron momentos de fuerte emoción. “Nos llegaban abrazos, nos agradecían. Netflix usó escenas para mostrar el nivel técnico a otras producciones del mundo”, contó. Esos reconocimientos llegaron incluso antes del estreno.
El equipo sintió que estaba haciendo algo más que una serie. Cada paso del proceso se vivió con compromiso, entusiasmo y responsabilidad. La carga simbólica de El Eternauta se hizo sentir en cada decisión creativa.
Staltari destacó que hacer ciencia ficción desde Argentina no es un detalle menor. “Lo estamos haciendo con calidad, sin deberle nada a nadie. Le tengo mucha fe”, dijo. Para él, el resultado genera orgullo dentro de la industria local.
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El relato pone en escena una Buenos Aires sitiada por una nevada mortal. El protagonista lidera un grupo de sobrevivientes que resisten sin saber del todo qué ocurre. La historia combina ciencia ficción, drama, política y humanidad.
El mensaje de fondo nunca perdió vigencia. La lucha colectiva, la idea de comunidad, el coraje frente a lo desconocido y el deseo de cuidar al otro siguen siendo temas actuales, quizás más que nunca.
El proyecto estuvo liderado por Bruno Stagnaro, creador de Okupas y Un gallo para Esculapio. Su mirada combinó realismo, épica y sensibilidad, y logró una versión del Eternauta que respeta la obra y la potencia para un público global.
Netflix apostó fuerte por la serie. La producción se trabajó en distintas fases, con un nivel técnico que sorprendió incluso a la propia plataforma. La dirección de arte, los efectos y la narrativa visual alcanzan estándares internacionales.
El Eternauta no es solo una historia de ciencia ficción. Es una metáfora política, un relato de resistencia y una reflexión sobre lo colectivo. Su autor fue secuestrado y desaparecido por la dictadura. Su obra sigue siendo una bandera.
La adaptación llega en un momento social y político convulsionado. La crisis, la fragmentación y la falta de respuestas hacen que su mensaje de comunidad vuelva a cobrar fuerza. El público no solo verá una serie: verá un espejo.
La producción trabajó con cuidado cada aspecto técnico. Desde los efectos visuales hasta el diseño de sonido, todo se pensó para construir una atmósfera atrapante, creíble y profundamente humana.
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El elenco, más allá de Darín, incluye figuras del cine y la televisión nacional. La diversidad de perfiles busca reflejar un universo amplio, donde cualquier persona puede convertirse en protagonista.
Staltari expresó su deseo de que la serie movilice emociones. “Creo que va a dejar una marca”, sostuvo con convicción. También subrayó el valor del trabajo en equipo detrás de cada escena.
El estreno del 30 de abril será mundial. Netflix lanzará todos los episodios al mismo tiempo. La recepción nacional e internacional marcará un antes y un después para el audiovisual argentino.
Muchos ven en El Eternauta una prueba de fuego para la industria local. La capacidad de narrar grandes historias desde el sur, con recursos propios, talento local y mirada propia, será puesta a prueba.
Darín pidió no adelantarse pero se mostró optimista. “Hay que esperar que la pelota entre al arco”, dijo. Pero todo indica que la serie llegará con fuerza y dejará huella.
La historieta, durante décadas, circuló de mano en mano. La serie llega ahora a millones de pantallas, con la misma esencia, pero con un nuevo lenguaje.
El mensaje sigue intacto. Nadie se salva solo. Lo colectivo es la clave. El héroe es el grupo, no el individuo aislado.
El Eternauta no solo emociona. También incomoda, sacude, interpela. Por eso su regreso genera tanto entusiasmo y tantas expectativas.
El estreno promete volver a poner la ciencia ficción nacional en el centro. Y también plantea la pregunta de fondo: ¿qué pasa cuando lo extraordinario irrumpe en lo cotidiano?
La historia se vuelve más real de lo que parece. Y ese efecto es parte de su potencia. El Eternauta no llega tarde. Llega cuando más se lo necesita.


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