

El telescopio James Webb detectó objetos flotantes del tamaño de Júpiter
Actualidad05/06/2025

El telescopio James Webb observó un fenómeno inesperado en la Nebulosa de la Flama. Detectó objetos con masas similares a la de Júpiter, aislados, sin órbita visible. Este hallazgo sorprende a la comunidad científica internacional.


Los cuerpos observados flotan libres, sin vínculo con una estrella. Se encuentran en una región donde nacen estrellas. Podrían no ser ni planetas ni estrellas, sino algo intermedio.
El equipo de investigación no detectó objetos por debajo de 2 o 3 masas de Júpiter. “Deberíamos verlos si estuvieran ahí”, explicó Matthew De Furio, autor principal del estudio.
Estos datos implican un posible límite en la formación de ciertos cuerpos. Las teorías actuales deben revisar los modelos de fragmentación de nubes de gas. La ciencia enfrenta un nuevo enigma cósmico.
El descubrimiento fue publicado en The Astrophysical Journal Letters. Cuenta con respaldo de la NASA. Los datos provienen del instrumento infrarrojo del telescopio James Webb.
La Nebulosa de la Flama se ubica a 1.400 años luz de la Tierra. Forma parte de la constelación de Orión. Es una región activa, rica en formación estelar.
Durante décadas, los telescopios clásicos observaron esta región sin éxito. El polvo interestelar bloqueó los objetos más pequeños. James Webb atravesó ese velo con su capacidad infrarroja.
Massimo Robberto celebró este avance como un salto cuántico. “Nunca pudimos observar objetos tan pequeños antes”, afirmó el investigador del Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial.
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El telescopio Webb identificó cuerpos hasta 0,5 veces la masa de Júpiter. Este umbral no había sido alcanzado por ningún instrumento previo. La astronomía abre una nueva ventana al universo.
Las enanas marrones no logran iniciar la fusión del hidrógeno. Por eso no brillan como estrellas. Su masa es mayor a la de un planeta, pero menor a la de una estrella.
Los nuevos datos muestran que hay muchas enanas marrones con más de 10 masas de Júpiter. Sin embargo, el número cae abruptamente al descender de ese valor. El límite aparece alrededor de las 3 masas.
Según De Furio, este valor coincide con el punto de fragmentación turbulenta. Las nubes colapsan hasta cierto tamaño, pero no más allá. Los objetos más chicos podrían no formarse solos.
Una posibilidad alternativa es que sean planetas expulsados. Algunas interacciones gravitacionales pueden liberar cuerpos de sus sistemas. Así, flotan en el espacio sin estrella madre.
La ciencia aún no define cuántos planetas errantes existen. No hay datos concluyentes. La detección es difícil por la falta de luz propia.
El equipo planea realizar análisis espectroscópicos. Quieren conocer la composición química de estos objetos. Las atmósferas podrían indicar su origen real.
Si presentan hidrógeno y helio, podrían parecerse a Júpiter o Saturno. En cambio, si sus elementos se asemejan a enanas marrones, serían una nueva clase. Un híbrido nunca antes caracterizado.
Los resultados podrían modificar cómo entendemos la formación estelar. Hasta ahora se creía que las nubes colapsaban sin límite hasta formar planetas. Este hallazgo cuestiona esa secuencia.
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Otros telescopios también participarán de esta búsqueda. El Observatorio Rubin y el futuro telescopio espacial Nancy Grace Romano podrían ampliar la muestra. Se buscará confirmar si el patrón se repite.
Si otros lugares muestran el mismo límite, la teoría ganará fuerza. Se comprobaría que el universo no forma cuerpos menores a cierto tamaño. Un dato clave para la física estelar.
De Furio admitió que todavía existen muchas incógnitas. “Debemos entender qué diferencia a un planeta de una enana marrona de baja masa”, declaró. La tarea llevará años de estudio.
Los cuerpos flotantes identificados podrían cambiar el catálogo astronómico. Las clasificaciones actuales podrían no ser suficientes. La ciencia deberá crear nuevas categorías.
El universo sigue mostrando fenómenos que desafían las teorías. La formación estelar es compleja. Este hallazgo empuja a revisar conceptos establecidos.
Los datos del James Webb marcan una revolución técnica. Su potencia supera los límites de observación anteriores. La astronomía gana precisión y profundidad.
El papel de los objetos subestelares cobra más relevancia. Comprender su origen ayuda a explicar la evolución de sistemas solares. El universo puede formar más tipos de cuerpos de los pensados.
Cada descubrimiento plantea nuevas preguntas. Las observaciones generan hipótesis, pero también dudas. El conocimiento científico avanza paso a paso.
Los planetas errantes son un campo de estudio reciente. Saber cómo se forman y cuántos existen resulta fundamental. Cambian la idea de sistemas estables.
Los astrónomos valoran el aporte del James Webb. El telescopio combina potencia óptica con capacidad infrarroja. Es la herramienta más precisa disponible hoy.
Este fenómeno redefine los bordes entre planetas, estrellas y enanas marrones. El límite no era tan claro como se pensaba. La naturaleza construye sin respetar etiquetas humanas.
La exploración continúa. El equipo planea más observaciones, más análisis, más comparaciones. La ciencia necesita confirmar antes de concluir.
La Nebulosa de la Flama vuelve a ser protagonista. Esta fábrica de estrellas muestra ahora objetos inesperados. El universo mantiene su capacidad de asombro intacta.








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