Alerta en Neuquén: crecen los trastornos del lenguaje por exceso de pantallas

Actualidad24/06/2025Sergio BustosSergio Bustos
celulares aula
Celulares en aulas con límite.

El Hospital de Centenario inauguró una sala de última tecnología para estudios auditivos. Pero la noticia, lejos de ser solo celebración, vino con una advertencia fuerte: el uso excesivo de pantallas genera trastornos del lenguaje en niños cada vez más chicos.

“Tenemos más de 200 pacientes esperando ser evaluados”, alertó Claudio Ruiz, jefe de Fonoaudiología. La cifra refleja una demanda que desborda al sistema público y también al privado. Jardines, pediatras y escuelas derivan casos de chicos que no hablan o lo hacen con dificultad.

El problema no es nuevo, pero sí se intensificó. “Aprendemos a hablar por imitación. Si el niño solo mira una pantalla, no interactúa. No juega con el otro. No hay palabras”, explicó Ruiz. La escena se repite: chicos que apenas miran al adulto, que no responden cuando se los llama.

Las pantallas ocupan el lugar de los vínculos. En muchas familias, toda la dinámica gira alrededor del celular o la tele. El tiempo compartido desaparece. “La interacción desaparece. Y sin esa ida y vuelta, el lenguaje no aparece”, remarcó.

La sala recién inaugurada permite estudios específicos, incluso en bebés y pacientes que no pueden someterse a audiometrías tradicionales. “Era una necesidad urgente. Ahora tenemos equipamiento de primera línea”, señaló el profesional.


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El aparato principal llegó como donación del Hospital Castro Rendón. El espacio acústico, totalmente amortiguado, permite diagnósticos certeros. La tecnología llegó. El problema ahora es la demanda.

La fonoaudiología también enfrenta una falta de profesionales. Ruiz insiste en que es una carrera con salida laboral inmediata. “Podés estudiar a distancia. Y trabajo no falta. Faltan manos.”

El fenómeno no se limita a Centenario. Pacientes llegan desde Añelo, Zapala, Chos Malal y Rincón de los Sauces. “Ya somos centro de referencia. El corredor sanitario que se armó nos consolidó”, explicó Ruiz.

El impacto de las pantallas también alcanza a los adultos. El estrés, la ansiedad y la falta de interacción real generan trastornos. En muchos casos, lo detectan cuando el lenguaje se reduce o las palabras se confunden.

Uno de los cuadros más graves tiene que ver con la deglución. Pacientes con ACV pueden perder la capacidad de tragar bien y aspirar alimentos. En esos casos, la fonoaudiología es vital para evitar complicaciones severas.

Desde el hospital remarcan que no trabajan por fuera del sistema. Aun así, muchas familias ofrecen pagar consultas privadas por desesperación. La espera se hace larga. El problema no da respiro.


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Las pantallas llegaron para quedarse, pero el mensaje de los profesionales es claro: sin juego, sin diálogo y sin contacto real, el lenguaje no se construye. Y esa carencia se vuelve más difícil de revertir con el paso del tiempo.

“Hay que volver a lo básico: mirar, escuchar, jugar. El lenguaje nace ahí”, concluyó Ruiz. Lo demás, por más moderno que parezca, no alcanza.

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