
Una red de narcomenudeo cayó por una denuncia anónima y transferencias por Mercado Pago
Policiales30/06/2025


Todo empezó con un carnicero. Un vecino notó movimientos raros en su local y decidió denunciar. La sospecha llevó a una investigación que terminó con siete condenas, más de 64 kilos de droga incautada y una trama que combinaba comercio digital, vínculos familiares y códigos en clave.

La causa se conoció como “Transferencia Virtual”, por el uso de Mercado Pago y Modo para cobrar los pedidos. Los pagos llegaban y la droga salía. Todo se coordinaba por WhatsApp o Telegram, con lenguaje encriptado: “coso”, “cajita”, “langostinos”, “calamar”, “flor”, “caramelito”.
El epicentro estaba en una casa de Cecilio Di Clemente al 1300, donde vivían Gustavo Burgarelli y su pareja Graciela Suárez. En un galpón del fondo, la Policía halló 21 ladrillos de marihuana y más de 300 mil pesos en efectivo. En total: 61 kilos escondidos detrás de una pared.
Burgarelli recibió 5 años de prisión efectiva por comercio de estupefacientes. Está detenido con prisión domiciliaria. Suárez fue condenada a 3 años en suspenso. Era quien atendía los llamados, anotaba los pedidos y le pasaba todo a su pareja. “La bolsa está arriba, mamita, en el alero. Fijate si no está húmeda”, le dijo en una de las escuchas.
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La red familiar incluía a Araceli Burgarelli Correa, hija de Gustavo. Vivía con su pareja, Damián Penchulef, también condenado. Se los vio juntos visitando compradores. En los chats aparecían frases como “¿Tenés un finito para vender?”, o “Necesito un ya tú sabe”. A Penchulef le dieron 3 años en suspenso. Araceli accedió a una probation de 2 años y deberá pagar $300.000 al Hospital Zonal de Trelew.
César Vogel, hijo de Suárez, también fue condenado a 3 años condicional. Tenía antecedentes y aparecía en los diálogos con términos crípticos: “seis langostinos separados”, “cuánto de calamar”, “tirantes”. Era un eslabón más en la cadena, aunque las decisiones finales siempre pasaban por Burgarelli.
Brian Rosales y Matías Pío también fueron sentenciados a 3 años de prisión efectiva por tenencia simple. Se los excarceló con condiciones hasta obtener libertad condicional. A Pío lo comprometieron fotos, audios y mensajes donde pedía “un caramelito fiado” porque no le habían pagado.
Noemí Priscila Escalante fue imputada por confabulación y también recibió probation. En sus chats con Vogel y otros contactos hablaba de calidad de sustancias, precios y efectos físicos. “Estaba medio tocadita, me ardió la nariz”, escribió sobre una partida. Deberá abonar $300.000 al Hospital Zonal de Puerto Madryn.
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La investigación duró ocho meses. Inició en abril de 2022 y se extendió hasta diciembre. La División Drogas Peligrosas vigiló, interceptó comunicaciones, grabó movimientos y allanó domicilios. En cada vivienda se hallaron elementos compatibles con el narcomenudeo: balanzas, envoltorios, frascos, nutrientes, picadores y cuadernos con anotaciones.
En total se secuestraron 64 kilos de marihuana y 108,94 gramos de cocaína. El caso cerró con condenas firmadas en juicio abreviado. Lo resolvió el juez federal Alejandro Cabral, del Tribunal Oral de Comodoro Rivadavia.
La causa exhibe una modalidad de comercialización cada vez más frecuente: ventas por redes sociales, pagos digitales y distribución entre personas comunes. Desde una casa familiar, con códigos improvisados y cuentas activas, el grupo movía cantidades importantes sin generar sospechas inmediatas.








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