
Una mujer fue asesinada cada 34 horas en Argentina durante el primer semestre del año
Actualidad01/07/2025


Durante los primeros seis meses del año, Argentina contabilizó 128 femicidios, lo que equivale a una mujer asesinada cada 34 horas. La estadística fue revelada por Victoria Aguirre, abogada y vocera nacional del Observatorio de Mumalá, quien señaló además que hubo otros 505 intentos de femicidio. Estos casos, según sus palabras, corresponden a mujeres que sobrevivieron, aunque muchas de ellas aún deben atravesar largos procesos de recuperación física y emocional por las secuelas de los ataques. El informe, que abarca el período del 1 de enero al 30 de junio inclusive, refleja la persistencia de una violencia que, lejos de disminuir, se sostiene en niveles preocupantes y sin una respuesta clara desde el Estado.

Aguirre advirtió que los datos no solo demuestran una continuidad del patrón femicida, sino también un cambio en las formas de agresión, con un aumento notorio de los casos cometidos a golpes y con armas blancas. Según el detalle del Observatorio, el 32% de los femicidios fueron perpetrados con elementos cortantes, mientras que el 21% se cometió con armas de fuego. Ese porcentaje bajó en relación con informes anteriores, aunque creció la violencia física directa: otro 21% de los crímenes fueron a golpes, lo que para Mumalá es un dato alarmante. El 16% de las víctimas murió por asfixia y un 4% fueron quemadas. Un aspecto aún más preocupante es que el 10% de los agresores pertenecían a fuerzas de seguridad, es decir, a instituciones que deberían prevenir, no ejercer, la violencia.
OTRAS NOTICIAS:
El informe también deja en evidencia que los hogares siguen siendo los espacios más peligrosos para las mujeres en situación de violencia. El 71% de los femicidios ocurrió en la vivienda de la víctima o en el domicilio compartido con su agresor. Solo el 11% tuvo lugar en la vía pública. Además, el 13% de los asesinos utilizó mecanismos para ocultar el cuerpo tras el crimen, lo que refleja una intención de borrar evidencias o postergar el hallazgo. También se registraron casos en los que el femicida atacó a otras personas: el 18% mató a una tercera persona y el 13% se suicidó luego del crimen. Para Aguirre, este tipo de datos muestran que muchos femicidios son actos de violencia planificada y que exceden lo personal para convertirse en hechos con un impacto social directo.
En sus declaraciones al programa “Tiempo de Policiales”, Aguirre cuestionó la falta de acompañamiento estatal y remarcó que actualmente solo el 13% de las víctimas había denunciado previamente a su agresor. En informes anteriores, el rango de denuncias previas oscilaba entre el 18% y el 22%, lo que confirma una caída en el acceso a los mecanismos de protección. “Desde que empezó esta gestión de gobierno hubo un retroceso enorme: se cerraron accesos, se desmantelaron espacios de atención y las mujeres volvieron a sentir que no tienen dónde ir”, afirmó. La vocera de Mumalá también señaló que muchas víctimas desistieron de denunciar porque los lugares donde podían hacerlo fueron vaciados o directamente cerrados, mientras que quienes intentan presentar denuncias vuelven a encontrarse con obstáculos y excusas por parte de las instituciones.
OTRAS NOTICIAS:
Una de las principales propuestas de Mumalá para reducir los femicidios es la incorporación de dispositivos duales, una herramienta que ya fue implementada con éxito en otros países como España. Estos dispositivos consisten en tobilleras electrónicas que portan tanto la víctima como el agresor, con sensores que alertan a la policía si ambos se acercan más de lo permitido. Según Aguirre, “el botón antipánico no sirve porque solo se activa cuando la víctima ya está frente al agresor. En ese momento, muchas veces, ya es tarde”. Por el contrario, las tobilleras permiten actuar con anticipación. La organización viene insistiendo en este tipo de medidas mediante proyectos que, sin embargo, pierden estado parlamentario por falta de voluntad política y asignación de recursos.
“En Argentina no se implementan porque nadie quiere destinar recursos a las políticas de género, y menos este gobierno”, aseguró Aguirre, quien también valoró el esfuerzo de algunos municipios que, por decisión propia, instalaron sistemas de prevención con dispositivos duales. En sus palabras, la solución existe, pero lo que falta es decisión política y una mirada integral sobre la problemática. Añadió que los femicidios no se reducen con parches ni con discursos, sino con inversión, seguimiento, contención y prevención efectiva. Para Mumalá, el retroceso en políticas públicas dejó a las mujeres desprotegidas, sin orientación, sin refugios adecuados y con menos herramientas para denunciar o pedir ayuda.
OTRAS NOTICIAS:
Los datos geográficos del informe muestran que la violencia se distribuye de forma desigual, pero afecta a todo el país. Buenos Aires concentró 61 casos, seguida por Santa Fe con 14, Córdoba con 8, Chaco y Mendoza con 6 cada una, y Tucumán con 5. Solo cinco provincias no registraron femicidios en este semestre: Corrientes, San Juan, San Luis, La Pampa y Chubut. El resto del mapa muestra que el fenómeno atraviesa regiones y estructuras sociales. El 73% de los femicidios fue cometido por una ex pareja o familiar y un tercio de los agresores convivía con la víctima al momento del hecho. La edad promedio de las mujeres asesinadas fue de 42 años.
Finalmente, Aguirre advirtió que la situación es crítica y que el Estado argentino no está dando respuestas. Aseguró que se vive un retroceso comparable al de épocas donde las mujeres debían insistir para que les tomen una denuncia. “Tuvimos un retroceso enorme con esto, a tal punto que estamos volviendo a la época en la que se iban a denunciar estos hechos y no te tomaban la denuncia usando diferentes excusas”, afirmó. Desde Mumalá insisten en que hay mecanismos probados, legislación posible y recursos disponibles. Lo que falta, insisten, es decisión política para que cada 34 horas no se repita una nueva historia de horror que pudo haberse evitado.
Fuente: NA.








La barrera cayó y los ruralistas patagónicos se volvieron con las manos vacías







