

La incertidumbre atraviesa cada jornada laboral de quienes forman parte de Vialidad Nacional en Chubut. Con 92 años de historia institucional, el organismo se encuentra bajo amenaza directa por parte del Gobierno nacional, que propone su disolución sin presentar un plan claro de reemplazo ni contener el impacto social de la medida.
Soledad García, delegada gremial en Chubut, explicó que la angustia se instaló hace más de un año. “Todos los días esperamos saber si vamos a poder fichar. Nadie dice nada concreto y el miedo crece”, sostuvo en diálogo con #LA17. La falta de respuestas oficiales convierte el futuro laboral en una ruleta diaria, agravada por la suspensión de viáticos desde abril y salarios sin actualización.
OTRAS NOTICIAS:
Los trabajadores aseguran que el intento de desguace responde a un interés por apropiarse de los fondos del organismo. Vialidad Nacional se financia con una porción del impuesto al combustible, destinado por ley al mantenimiento vial. “Esa plata tiene un destino legal. El Gobierno la usa para otra cosa y eso ya está denunciado en la Justicia”, expresó García.
Además del riesgo institucional, persiste el desgaste operativo. Los equipos trabajan al límite, con sueldos bajos y sin recursos. “Abrimos rutas cuando nieva, garantizamos accesos en pueblos aislados y lo hacemos sin descanso, muchas veces con herramientas que ya no dan más”, relató la delegada. El esfuerzo cotidiano no encuentra respuesta institucional.
OTRAS NOTICIAS:
El reclamo también apunta a la falta de respaldo político a nivel provincial. “El gobernador no se expresó ni una sola vez sobre este posible cierre. Acá hay 169 familias en riesgo, también somos parte de Chubut”, subrayó García. El silencio oficial incrementa la sensación de abandono.
La edad promedio de los trabajadores ronda los 50 años. Muchos de ellos suman más de dos décadas en el organismo. “Yo tengo 46 y 20 años de antigüedad. ¿Quién me va a contratar si me echan?”, preguntó García. Para el personal del interior, la situación se agrava aún más por la falta de alternativas laborales.
OTRAS NOTICIAS:
La amenaza no se limita al plano económico. La inestabilidad golpea también en lo emocional. “Es una angustia que no se va. Uno se va a dormir y sigue pensando qué va a pasar”, dijo. La carga psicológica afecta a cada familia, que sobrevive en la incertidumbre permanente.
Otras instituciones técnicas también están bajo fuego, como el INTA. García destacó la coordinación entre gremios y empleados que ven peligrar funciones esenciales del Estado nacional. “Nos están desarmando sin medir consecuencias. Cortan organismos sin pensar qué pasará después.”
OTRAS NOTICIAS:
La delegada cerró con un mensaje urgente. “Solo pedimos saber qué va a pasar. Esta situación no se sostiene más. No es solo el trabajo, es la dignidad. Nos tratan como si fuéramos descartables”, concluyó. Mientras tanto, el organismo que sostuvo las rutas del país durante casi un siglo sigue sin respuestas ni resguardo.







La Fechcoop exige voz en la empresa de energía para aportar desde el territorio







