Ballenas Jorobadas y Sei regresan al Canal Beagle tras décadas de ausencia por la caza

Turismo08/07/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Ballena Jorobada
Ballena Jorobada

Las ballenas están volviendo al Canal Beagle, y con ellas, una señal de esperanza para los ecosistemas marinos del extremo sur. Así lo confirmó la doctora Natalia Dellabianca, bióloga del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET), quien investiga desde hace años el comportamiento de estos grandes mamíferos.

“Muchas especies están recolonizando sitios donde solían alimentarse o reproducirse”, explicó Dellabianca, al destacar que los registros actuales muestran un crecimiento sostenido en la presencia de cetáceos en la zona. Durante siglos, la presión de la caza comercial había diezmado sus poblaciones, especialmente en el hemisferio sur, donde estos animales fueron perseguidos con brutal intensidad.


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La presencia más frecuente de ballenas jorobadas marca uno de los indicios más evidentes del cambio. Estas gigantes del mar comenzaron a observarse con mayor regularidad hace unos diez años, y gracias al seguimiento fotográfico individual, los investigadores notaron que algunas regresan cada temporada y permanecen más tiempo.

Además, se suman avistamientos de ballenas sei en sectores como Cabo San Pío, Isla Martillo, Lapataia y zonas cercanas a Ushuaia. Su presencia estacional refuerza la idea de una lenta pero constante recuperación, asociada a cambios positivos en las condiciones del océano y al fin de la caza comercial.

En tiempos antiguos, los pueblos originarios convivían con ballenas que solían frecuentar estas aguas, una relación interrumpida brutalmente por las industrias balleneras. Hoy, siglos después, los científicos empiezan a documentar su regreso, y con ello también se renueva la responsabilidad de cuidar estos espacios compartidos.


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Dellabianca compartió recomendaciones claras para que los avistamientos no afecten el comportamiento de los animales: mantener al menos 100 metros de distancia, reducir la velocidad a no más de 4 nudos en caso de aproximación, evitar cualquier contacto directo y retirarse si el animal muestra signos de incomodidad.

“Muchas veces el animal puede no notar la presencia humana porque está huyendo de orcas o alimentándose. Por eso es clave no alterar su conducta natural”, sostuvo. El respeto por su espacio y sus rutinas puede ser determinante en este proceso de recuperación poblacional.

El Canal Beagle, además de su importancia histórica y cultural, se consolida como un punto de interés biológico y ecológico cada vez más relevante. Las ballenas no solo son emblemas de la fauna marina, sino también indicadores de salud ambiental.


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Avistar una ballena en estas latitudes es presenciar una historia de resistencia, adaptación y reencuentro. Es también una invitación a pensar el turismo desde una perspectiva consciente y responsable, donde la contemplación no implique perturbación.

La comunidad científica insiste en que estos procesos no deben acelerarse ni comercializarse sin regulaciones, ya que cualquier intervención puede tener efectos negativos. La prioridad es que estos animales puedan continuar retornando, temporada tras temporada, sin amenazas externas.

Mientras tanto, la imagen de una jorobada emergiendo cerca de Ushuaia se convierte en una postal que emociona y compromete a la vez. Un símbolo de lo que aún puede repararse cuando el ser humano se retira a tiempo.

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