
Preocupación en el sector textil: las ventas de ropa cayeron 7,7% y se disparan los stocks acumulados
Actualidad24/07/2025
REDACCIÓN
El tercer bimestre del año trajo un nuevo revés para la industria de la indumentaria argentina. Según la Encuesta Sectorial de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), las ventas de ropa cayeron un 7,7% interanual en el período mayo-junio, rompiendo la racha de recuperación que el sector había comenzado a transitar en los últimos tramos del 2024. Con esta caída, por primera vez en tres bimestres, las empresas que registran bajas en sus ventas (56%) superan a aquellas que informan subas (32%), una señal de alerta que marca un cambio de tendencia en el consumo interno.


Desde noviembre pasado no se observaba un escenario tan adverso, donde la mayoría de las firmas del sector vean descender su actividad. En aquel entonces, el 52% de las empresas declaraba mejoras en sus ventas, mientras que hoy esa proporción se desplomó. La principal razón de este retroceso es la fuerte caída en la demanda, señalada por el 77% de las empresas consultadas, cuatro puntos porcentuales más que en el bimestre anterior y el nivel más alto desde marzo-abril de 2024.
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A esta retracción se suman otros factores de presión para las industrias del rubro: el aumento de los costos, que representa el 17% de las respuestas, y la persistencia de problemas estructurales como la competencia desleal con productos importados, la alta presión impositiva y las demoras en la cadena de pagos. El dato más preocupante es el regreso de los stocks excesivos, que afectan al 35% de las empresas, lo que implica un salto de 11 puntos porcentuales en apenas dos meses, acercándose a los niveles críticos del invierno pasado.
Como contrapartida, se redujo el porcentaje de firmas que declaraban tener stocks equilibrados (-9 puntos porcentuales) o insuficientes (-2 puntos porcentuales), lo que refleja una sobreoferta que no encuentra salida en el mercado local, debido al freno del consumo.
La situación impacta de forma directa en el empleo. En la gestión laboral, la tendencia predominante es el ajuste de plantillas, encabezado por reducciones vía jubilaciones y renuncias no reemplazadas (24%, +6 puntos). Le siguen los despidos, que subieron al 18% (+5 puntos respecto al bimestre anterior), en una señal clara del deterioro del clima empresarial.
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El panorama hacia lo que queda del año tampoco genera optimismo. Las expectativas económicas caen, con un 48% de las empresas calificando el contexto como “regular”, un 23% como “malo” y reapareciendo las respuestas “muy malas” (11%), que no habían figurado en el bimestre anterior. Solo el 14,5% cree que sus ventas mejorarán en los próximos tres meses, mientras que el 25,8% espera un nuevo retroceso y el 60% restante no prevé cambios.
Por otro lado, la inflación en prendas de vestir y calzado marcó apenas un 0,5% en junio, una suba moderada atribuida a la presión de la ropa importada, que entre enero y mayo de este año alcanzó los 1.572 millones de dólares en consumo, alimentando una competencia feroz que afecta directamente a la producción nacional.
La industria de la indumentaria atraviesa así un escenario complejo, con demanda deprimida, costos en alza, sobreoferta de mercadería y un horizonte incierto. Las señales de alerta comienzan a acumularse en un sector que fue uno de los motores del empleo formal durante la postpandemia, pero que hoy enfrenta una combinación peligrosa de estancamiento, ajuste y pérdida de competitividad.
















