Patricia Bullrich gana centralidad rumbo a octubre y asume el rol de mediadora en la interna libertaria

En el camino hacia las elecciones nacionales del 26 de octubre, Patricia Bullrich emerge como una de las figuras centrales de La Libertad Avanza. Con el doble rol de ministra de Seguridad y candidata a senadora por la Ciudad de Buenos Aires, la funcionaria asumió una posición protagónica dentro de la campaña, con un objetivo claro: ordenar la interna libertaria y fortalecer la estrategia tras la derrota sufrida en territorio bonaerense.

Bullrich tomó la palabra en la primera reunión de la mesa política reducida convocada por el presidente Javier Milei. Allí reclamó terminar con las disputas internas, en especial aquellas que enfrentan a sectores vinculados al asesor Santiago Caputo con dirigentes cercanos a Karina Milei, como Eduardo “Lule” Menem y Sebastián Pareja.

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Aunque no apuntó a nombres propios, Bullrich fue directa en el mensaje: “hay que ordenar la tropa como una flecha hasta el 26 de octubre”. La ministra insistió en dejar atrás las “guerritas internas” y pidió encolumnarse detrás de una misma campaña que muestre cohesión en un momento clave.

Su desembarco en la mesa bonaerense de campaña también fue una señal del peso que ganó en las últimas semanas. Hasta antes de los comicios del 7 de septiembre no formaba parte de ese ámbito, pero ahora participa activamente en la redefinición de la estrategia para revertir el mal resultado en la provincia más poblada del país.

Los allegados a Bullrich sostienen que la preocupación por el conflicto interno viene de larga data. Incluso, la misma noche de la derrota en el búnker de Gonnet, la funcionaria planteó ante el Presidente y Karina Milei la necesidad de “ordenar lo político” y “reducir los ruidos internos”, en un contexto de tensión que se trasladó al resto del gabinete.

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Además de actuar como mediadora, Bullrich propuso reformular el mensaje de campaña con un foco en la empatía, buscando transmitir que las medidas de estabilización económica deben sostenerse sin abandonar a los sectores más golpeados. En su visión, la comunicación debe ser clara, directa y capaz de llegar a todos los segmentos de la sociedad.

Aunque Milei suele ubicarla entre los “talibanes” de su administración, Bullrich apuesta a un discurso que combine firmeza con sensibilidad social. En privado, suele repetir que la etapa exige “bisturí más que motosierra”, una frase que se escucha también entre gobernadores dialoguistas como Carlos Sadir.

La derrota en Buenos Aires dejó heridas en la coalición, pero la ministra detectó signos positivos en el escenario económico. Consideró una “buena señal” que el día posterior a los comicios los mercados no reaccionaran con brusquedad, lo que a su entender refuerza la necesidad de “achicar el riesgo político” para consolidar lo realizado hasta ahora.

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Un episodio posterior reflejó su ascendencia dentro del gabinete. La misma noche de la derrota, y en ausencia del jefe de ministros Guillermo Francos, fue Bullrich quien ordenó a los funcionarios a subir al escenario y respaldar a Milei durante el discurso. Esa decisión fue interpretada como un gesto de conducción en un momento adverso.

El protagonismo de Bullrich también abre un capítulo en el vínculo con el PRO y Mauricio Macri. Aunque se desafili ó en mayo, la ministra sorprendió al sugerir en público que sería positivo dialogar con el ex presidente para fortalecer la coalición electoral. “Sería bueno hablar con Mauricio ahora”, afirmó en una entrevista televisiva.

Su planteo apunta a robustecer la sociedad política con el PRO en la recta final de la campaña. El oficialismo busca ampliar apoyos y proyectar una imagen de unidad que le permita disputar la composición del Congreso frente a Fuerza Patria, que capitalizó su victoria en Buenos Aires.

Fuente: N A