
La temporada de langostino en aguas nacionales entra en su tramo final con más de 50 mil toneladas
Actualidad18/09/2025
Sergio Bustos
La temporada de langostino en aguas nacionales atraviesa sus últimas semanas. El recurso comenzó a dispersarse y la flota ya muestra dificultades para mantener los niveles de captura, tras un inicio demorado por los conflictos gremiales que postergaron las operaciones durante meses.


Agosto se transformó en el mes más productivo de la campaña, con 39.503 toneladas desembarcadas, lo que marcó el récord de la temporada. Fue el resultado de una intensa actividad de más de un centenar de buques que faenaron de manera concentrada, logrando tallas de buena calidad y volúmenes considerables.
El trabajo sostenido impactó de lleno en las concentraciones. Hoy, la flota debe buscar nuevas zonas de pesca, muchas veces más al norte e incluso fuera del Área de Veda Permanente de Juveniles de Merluza (AVPJM). Esa dispersión refleja que el ciclo natural del recurso avanza hacia su cierre.
En esta segunda mitad de septiembre, se prevé que varias subáreas sean clausuradas por bajo rendimiento, especialmente hacia el sur. El comportamiento biológico del langostino marca la pauta: en 2024 la temporada cerró el 19 de septiembre y en 2023 lo hizo a fin de mes. Todo indica que en 2025 ocurrirá algo similar.
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La posibilidad más concreta es que los despachos se interrumpan en los primeros días de octubre, salvo que la presencia de merluza hubbsi obligue a revisar la política de cierres antes de lo previsto. Los técnicos del INIDEP analizan los datos en tiempo real para asesorar al Consejo Federal Pesquero.
Mientras tanto, la discusión gremial sigue latente. El Sindicato de Obreros Marítimos Unidos reclamó que el caladero se mantenga abierto hasta diciembre. Sin embargo, los especialistas lo descartan: “El recurso no responde a órdenes administrativas, responde a su biología”, repiten cada vez que se plantea la demanda.
En total, la campaña ya acumula más de 50.000 toneladas desembarcadas, un número que confirma que, aunque corta, fue una temporada de pesca intensiva. La combinación de esfuerzo concentrado y condiciones biológicas favorables permitió alcanzar cifras significativas en pocas semanas.
El cierre de aguas nacionales no significa el final de la actividad. A mediados de octubre comenzarán las habituales prospecciones en aguas de jurisdicción chubutense. De esos estudios dependerá la posibilidad de habilitar la temporada provincial a partir de noviembre, como sucedió el año pasado.
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El langostino es uno de los motores de la pesca argentina y sostiene buena parte de las exportaciones del sector. Cada temporada marca un fuerte impacto en los puertos patagónicos, tanto en movimiento de flota como en generación de empleo en plantas de procesamiento.
La expectativa ahora está puesta en lo que ocurrirá en aguas provinciales. Chubut concentra la mayor parte de la actividad langostinera y sus decisiones inciden de forma directa en toda la cadena productiva, desde el trabajo a bordo hasta la comercialización en mercados internacionales.
Con la temporada nacional a punto de concluir, el balance deja un resultado positivo en volúmenes y calidad. Al mismo tiempo, confirma que la administración del recurso y las medidas de manejo siguen siendo determinantes para mantener la sostenibilidad de la especie y garantizar su explotación futura.




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