Un referente del psicoanálisis alerta por la soledad adolescente y cuestiona el rol adulto en la crianza actual

Enfoques22/11/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Soledad adolescente
Soledad adolescente

El psicólogo y filósofo Joseph Knobel Freud, reconocido por su trayectoria clínica y por ser sobrino nieto de Sigmund Freud, analiza desde hace años una serie de cambios que afectan de manera directa la vida emocional de niños y adolescentes. Su trabajo en consultorio y su participación en encuentros internacionales muestran un patrón que se repite con más fuerza: chicos que pasan gran parte del día sin figuras adultas presentes, rutinas cargadas de actividades y un mundo afectivo que parece cada vez más deshabitado. En su mirada, este escenario contribuye al avance de la tristeza profunda y a un aislamiento que impacta en la salud mental de las generaciones más jóvenes.

Knobel Freud describe que muchos niños llegan al consultorio con agendas más complejas que las de un adulto. “Es impresionante, muchos chicos tienen una agenda tan cargada que se vuelve complicado coordinar una hora para que vengan al psicólogo”, señala, y agrega que las exigencias cotidianas no solo se concentran en la escuela, sino también en una sucesión de clases, talleres y compromisos que los dejan sin tiempo para estar en casa. La falta de presencia parental —sostiene— no se explica únicamente por el trabajo, sino por una dinámica cultural que valora la actividad constante y la dispersión como un modo de vida.


OTRAS NOTICIAS:

Hospital Universitario San Juan BautistaPreocupación en Corrientes por el caso de una menor con gusanos en el cráneo

El especialista advierte que esta saturación se combina con otro fenómeno que estudia hace décadas: la tendencia de muchos adultos a tomar una posición distante, con escasa disponibilidad emocional para acompañar a sus hijos. En este contexto, introduce la figura de los “padres adolescentizados”, adultos que, según describe, priorizan sus propios intereses y quedan encapsulados en rutinas personales que los alejan de la crianza. “Porque hoy los padres, en muchos casos, están adolescentizados, son más narcisistas. Hacen entre ellos sus cosas de adultos, está cada uno en su película”, afirma al analizar esta transformación de los vínculos familiares.

La soledad infantil se vuelve más visible para Knobel Freud cuando observa el modo en que muchos chicos intentan transitar la adolescencia. El psicoanalista recupera una imagen que elaboró durante una conferencia reciente: la de los niños perdidos en la isla de Peter Pan. Allí, el único adulto presente es un capitán sin autoridad real. “El capitán sin poder es la imagen de los adultos en el mundo de los niños y adolescentes de hoy. Nadie manda”, explica para reflejar la falta de referencias sólidas. “Yo creo que hoy los niños están perdidos porque los adultos no les hacen caso”, resume.


OTRAS NOTICIAS:

El Granate conquistó su tercera estrella internacionalNahuel Losada, el héroe en la dramática final de Asunción

La preocupación del especialista crece al vincular esta falta de contención con el aumento de cuadros depresivos en menores. Considera que la tristeza sostenida y el aislamiento emocional avanzan en paralelo a una tendencia global. “Muchos chicos hoy se sienten extremadamente tristes y solos, y eso a algunos los lleva a una depresión profunda”, señala, y describe que esta problemática aún recibe poca atención en la conversación pública, pese al impacto que tiene en la vida cotidiana de las familias.

Knobel Freud también analiza el rol de la tecnología, no como causa única, sino como parte de una escena más amplia donde las pantallas funcionan como refugio frente a la ausencia de diálogo. La descripción incluye episodios de su práctica clínica. Uno de ellos involucró a un adolescente que pasaba horas jugando Fortnite. Para comprender el vínculo del joven con el juego, el psicólogo decidió compartir una partida. Esa experiencia lo llevó a advertir el desconocimiento de muchos adultos. “¿Usted sabe de qué se trata el juego?”, le pregunté al padre. ‘Ah, no, yo solo sé que mi hijo está todo el día pegado’, respondió”, recuerda para ilustrar la distancia afectiva que detecta a diario.


OTRAS NOTICIAS:

La Federación Chubutense de Boxeo organizó el festival “Arena de Gladiadores V”Arena de Gladiadores V: emoción, paridad y nuevas figuras rumbo al Nacional de Boxeo

Aunque reconoce que la carga laboral de los padres condiciona la dinámica familiar, propone un cambio posible: hablar. No se refiere a conversaciones solemnes, sino a momentos de intercambio cotidiano que permitan compartir experiencias y construir cercanía. “Sí les voy a pedir que, cuando estén con sus hijos, hablen. Que hablen de cualquier cosa”, plantea, y subraya que la conexión real aparece cuando los adultos se involucran en los intereses de los chicos y permiten que ellos presenten su propio mundo.

Su análisis no se limita al comportamiento familiar, sino que incorpora una reflexión sobre los espacios donde los chicos pueden reunirse sin estructura ni obligación. Knobel Freud sostiene que parte del problema radica en la falta de lugares donde los niños puedan encontrarse con pares sin exigencias formativas. “Que le busquen a los chicos actividades que no impliquen formación, sino simplemente tener contacto con otros menores”, recomienda, y afirma que el aburrimiento compartido posee un valor creativo inusual en un contexto signado por la hiperactividad.


OTRAS NOTICIAS:

LanusLanús gritó campeón con Losada gigante en una final para el recuerdo

Desde su experiencia clínica, defiende la importancia de rescatar el tiempo libre como motor creativo. Los momentos sin estructura, dice, permiten que los chicos inventen juegos, exploren intereses y construyan amistades auténticas. Describe que esta capacidad se ve erosionada cuando la agenda infantil replica las exigencias del mundo adulto. También alude a la mirada del pediatra y psicoanalista Donald Winnicott para explicar este proceso: el niño crea sentido cuando tiene espacio para explorar, no cuando se encuentra saturado por actividades constantes.

Para Knobel Freud, el problema central no es la tecnología en sí, sino la falta de interacción significativa en momentos cotidianos. Señala que en muchas familias, los celulares reemplazaron instancias básicas de encuentro: comer juntos, jugar mientras llega la comida, conversar durante los traslados. Relata que décadas atrás la televisión ocupaba ese lugar y que, hoy, la multiplicación de pantallas fragmenta aún más la vida familiar. El resultado, afirma, es un aumento del consumo individualizado que desplaza el contacto humano.


OTRAS NOTICIAS:

AccidenteUn carpincho irrumpió en la Ruta 2 y un auto terminó destruido en Vivoratá

Hacia el final, el psicólogo plantea un mensaje para los adolescentes. Los invita a construir lazos entre pares sin esperar la aprobación adulta como eje principal de sus vidas. “Que se comuniquen más entre ellos, que busquen lugares de encuentro”, sugiere, y retoma una frase que resume su mirada comunitaria: “Para criar una persona no se necesitan unos padres, se necesita una tribu”. En su reflexión final, observa que esa tribu —hoy— aparece dispersa en un mundo acelerado, aunque confía en que la recuperación del vínculo entre pares y la presencia emocional de los adultos pueden reconstruirla.

Fuente: LA NACIÓN.

Te puede interesar

Suscribite al newsletter de #LA17