
Por qué la inteligencia artificial ya cambia internet, el trabajo y la vida cotidiana
Enfoques01/12/2025
REDACCIÓN
La visita de Santiago Siri a Puerto Madryn para participar de ExpoTIC fue también un regreso personal a una ciudad que conoció de chico, en viaje escolar. Desde el estudio de #MODO17 por #LA17, el programador y divulgador tecnológico mezcló recuerdos de ese trayecto con walkman y cámaras de rollo con una radiografía del presente digital, donde la inteligencia artificial se mete en cada conversación, cada búsqueda y cada pantalla. “Estoy feliz de estar aquí en Puerto Madryn, después de 30 años que no no venía”, dijo, antes de invitar a la charla que brindó en el predio tecnológico de la ciudad.


En ese contraste entre el Madryn de los noventa y el actual, Siri recordó que su primera visita tuvo ballenas, ruta y un cassette grabado con bandas de la época como máxima tecnología personal. “En 96 me acuerdo tenía un Walkman con un cassette con con canciones de bandas que me gustaban de la época”, contó, y sumó la imagen de una cámara de fotos compacta que todavía guarda en algún cajón. Hoy, en cambio, casi todo pasa por el teléfono y por aplicaciones conectadas a una red que ya no solo conecta personas, sino también sistemas capaces de dialogar con nosotros.
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El eje de la entrevista giró alrededor de la inteligencia artificial generativa y el impacto que ya tiene en la vida cotidiana. Siri definió a modelos como ChatGPT como un hito tecnológico de época. “El ChatGPT, este tipo de modelo de inteligencia artificial generativa, es probablemente uno de los hitos tecnológicos más grandes de nuestras vidas”, afirmó, y lo comparó con la irrupción de internet a fines de los años noventa. Para él, lo novedoso no es solo la potencia de cálculo, sino la posibilidad concreta de conversar con máquinas que interpretan instrucciones, pedidos y dudas en lenguaje natural.
Esa capacidad de diálogo abre un escenario que hace pocos años todavía sonaba a ciencia ficción. “Hoy podemos conversar con las máquinas y las máquinas pueden interpretar nuestras necesidades al punto tal de que es incluso posible programar hablando”, destacó, y agregó que tareas que antes demandaban días o semanas hoy se completan en minutos o segundos. En su visión, el gran desafío personal y colectivo pasa por aprender a surfear esa ola, no quedarse mirando desde la orilla y encontrar maneras de incorporar estas herramientas a la vida profesional sin perder criterio propio.
Siri remarcó un aspecto que, a su juicio, vuelve más democrático el acceso a la inteligencia artificial. “Si sabés usar WhatsApp, sabés usar inteligencia artificial”, sintetizó, para luego sugerir algo que también aplica a estudiantes, docentes y usuarios curiosos: “Le podés decir a la propia IA, ‘¿cómo hago para preguntarte mejor?’ y la propia IA te va a ir enseñando”. Para él, esa ida y vuelta cotidiano convierte a los modelos en una especie de tutor permanente, siempre disponible, capaz de ordenar ideas, mejorar textos o guiar procesos de aprendizaje.
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El crecimiento acelerado de estas herramientas también trae preguntas por el impacto en el empleo y por las nuevas formas de desigualdad. Siri advirtió que “la inteligencia se está transformando en una suerte de commodity como la energía”, a la que se accede en función de la capacidad de pago. Esa lógica, explicó, puede ampliar brechas entre quienes cuentan con infraestructura, datos y modelos avanzados y quienes solo acceden a la capa final de productos. Al mismo tiempo, destacó que cualquier persona sin formación en programación hoy puede construir sistemas simples o crear videos con IA, lo que abre un campo enorme para la creatividad.
Otro tramo central de la entrevista se enfocó en cómo se entrenan los modelos más conocidos. Siri recordó que herramientas como ChatGPT, Gemini y otras compañías globales utilizan datos tomados de toda la red. “Todos estos modelos están literalmente entrenados con una internet entera. Todo lo que está en internet, todo lo que estuvo en internet”, señaló, y lo ilustró con ejemplos cotidianos de foros, tareas escolares y fotos que los usuarios subieron durante años. Esa base masiva de información explica por qué la IA puede responder sobre temas muy diversos y reconstruir contextos con alto nivel de detalle.
La comparación entre inteligencia humana e inteligencia artificial también ocupó un lugar en la charla. Siri subrayó que las personas aprenden y reaccionan al mismo tiempo, mientras que los modelos tienen una etapa de entrenamiento y otra de uso separadas. “Nuestras cabecitas consumen 30 watts de energía, la inteligencia artificial consume megawatts, la cantidad de energía suficiente para alimentar una ciudad”, describió, para marcar la escala energética de los centros de datos que sostienen estos sistemas. Para el especialista, el próximo paso tecnológico tendrá que abarcar no solo mejores algoritmos, sino formas más eficientes de reducir ese consumo.
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La conversación derivó luego hacia su libro “Tecno Sapiens”, pensado como una crónica accesible sobre tecnología, con capítulos breves y lectura flexible. Siri contó que escribió la obra en plena irrupción de la inteligencia artificial generativa y que incluso recurrió a estas herramientas durante el proceso creativo. “Es un libro hecho para esta época donde con capítulos cortos se puede leer en desorden o en orden”, explicó, y destacó que incluye anécdotas sobre los inicios de OpenAI y sobre su encuentro con Sam Altman, antes de que se volviera una figura global del sector.
En el tramo final, el foco se corrió hacia Argentina y las oportunidades locales. “Argentina tiene un área donde, por ejemplo, es líder a nivel mundial, que es crypto, web 3, esta internet del futuro”, señaló, al rescatar el talento que surgió en el país alrededor de criptomonedas y tecnologías descentralizadas. También mencionó el impacto potencial que tendría la instalación de un gran centro de datos especializado en inteligencia artificial: “Si eso llegara a aparecer en la Argentina, sin duda sería un trampolín que nos permitiría desarrollar capacidades en esa industria”, dijo, con la idea de pasar de simples usuarios a creadores de propiedad intelectual.
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Para cerrar, Siri se detuvo en un factor que, según él, ya está presente en el país y sostiene cualquier proyecto tecnológico de largo plazo. “Talento tenemos, talento, universidades, formación, ambición y track record”, resumió, antes de recuperar una frase futbolera que usó como guiño a la audiencia: “La base está”. En un Expotic atravesado por debates sobre futuro, datos y energía, su visita a Puerto Madryn dejó una sensación compartida entre organizadores, público y oyentes: la revolución de la inteligencia artificial ya no se mira desde lejos, se discute y se construye también desde la Patagonia.


















