MATAR Y FAENAR LOS PINGÜINOS DE PUNTA TOMBO...

Serían 48 mil por temporada y a través de una empresa japonesa, para “la captura, matanza e industrialización del pingüino de Magallanes” en Punta Tombo.

Actualidad30 de junio de 2018Christian DeviaChristian Devia
Matanza y faena de pingüinos de Punta TOmboSerían 48 mil por temporada y a través de una empresa japonesa, para “la captura, matanza e industrialización del pingüino de Magallanes” en Punta Tombo.

A través del Facebook Patagonia Histórica, que coordina el escritor Pablo Lopresti, se puede leer este excelente artículo sobre un proyecto de los tiempos de la Dictadura Militar en Argentina, que impulsaba la comercialización de pingüinos de Punta Tombo.

La fundamentación llegó a ser tan sorprendente como descabellada, la población había aumentado tanto que llegarían a caminar por las ciudades costeras. Afortunadamente no prosperó...

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"EL PINGÜINO DE MAGALLANES COMO ENEMIGO DURANTE LA DICTADURA. CHUBUT 1982.

1982. Dictadura. El Contraalmirante Niceto Echauri Ayerra estaba al frente de la gobernación del Chubut. Con el apoyo de Leopoldo Fortunato Galtieri, autorizó “la captura, matanza e industrialización del pingüino de Magallanes” en Punta Tombo. La interesada en la explotación era una empresa japonesa de nombre Hinode Penguins. Sus representantes eran Gustavo Larrea y Yoshinobu Nakamura. 

El negociado (eso era), autorizaba la matanza y faena de 48.000 pingüinos por temporada. En puerto Camarones se iba a construir la planta que realizaría “la captura, el cuereado, el deshuesado y la conservación en frío”. Otra planta en Trelew se encargaría de “obtener las proteínas”.
Se hablaba con fanfarrias, como siempre en estos casos, de los puestos de trabajo que el sacrificio de estos animales generaría. Unos 30.

Cómo justificación de la carnicería se informaba con tono docto que su calidad proteica era única, que era un producto “elevadísimo de aminoácidos”. Que no había otro alimento “como éste que contenga los 8 aminoácidos esenciales”. Retórica para la estafa.
Al tiempo se descubriría que el negocio oculto detrás de la matanza de pingüinos era la industrialización de la piel para fabricar guantes de golf. La explotación de su carne y sus beneficios en la lucha contra el hambre pura fachada políticamente correcta.

El Establishment Científico que muchas veces suele estar aceitado en sus resoluciones por las promesas de programas de financiación o contratos por la “fiscalización y control” del recurso, a través del Instituto Nacional de Investigaciones Pesqueras (INIDEP), concluyó que el pingüino de Magallanes era “una plaga” y que el proyecto ayudaba a combatirla.

El Intendente de Camarones, Jorge Roberts, haciendo gala de un ardor argumentativo admirable, convirtió al Pingüino en una de las mayores amenazas de la Patagonia. Sostuvo: “no se va a hacer una depredación de la especie sino una racionalización de la misma, ya que se convirtió en un problema a raíz de la desaparición de orcas y ballenas. Ahora han proliferado a un número de 4 a 5 millones de pingüinos en toda la costa patagónica (…) “el pingüino es una especie que va DEPREDANDO EL CAMPO, INGRESANDO EN LA PASTURA DE LOS ANIMALES”. (El resaltado es nuestro).

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Pero casi en una competencia por ver quien sonaba más delirante, el Gobernador Niceto Echauri Ayerra le comunicó a la población que los pingüinos “son millones y cada vez más. En algún momento los veremos caminando por nuestra ciudad”.

La defensa del pingüino de Magallanes fue una de las primeras batallas por la salud ambiental ganadas en una provincia que, por ejemplo, ya había masacrado centenares de miles de lobos marinos. (Ya hablaremos de esto en este espacio). En esa lucha estuvo el conocido militante (ya fallecido) Javier Rodríguez Pardo, junto a otros vecinos y vecinas de Trelew, que se organizaron, se movilizaron y llevaron a cabo acciones concretas contra un poder político-mediático-empresarial delirante, que con su trama de discursos canallas buscaban legitimar la matanza. Y lo hicieron en plena dictadura.

Hoy Chubut es uno de los puntos más importantes del mundo en el estudio y conservación de esta especie. Y Punta Tombo es una de las atracciones turísticas más importantes de la provincia. Y otros desafíos de defensa del hábitat se dan hoy en toda Patagonia. Como ayer, los discursos que buscan legitimarlos, mirados con distancia crítica, son tan delirantes o canallas como los de Ayerra y Roberts."


 

 

 

   

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