



Mujeres en Malvinas: Alicia, la enfermera que venció al silencio con memoria y coraje
Actualidad02/04/2025

Durante muchos años, el nombre de Alicia Reynoso no figuró en actos ni placas. Como ella misma lo resume, “fuimos NN entre los vivientes”. Pero la historia que protagonizó, primero con un delantal blanco y luego con la palabra firme, cambió para siempre la forma en que se recuerda a las mujeres en la guerra de Malvinas.
Nacida en Carbó, Entre Ríos, la menor de ocho hermanos soñaba de chica con una cajita de la Cruz Roja. Su vocación nació temprano y no se desvió: estudió enfermería en Santa Fe y en 1980 ingresó a la Fuerza Aérea, convirtiéndose en una de las primeras 21 mujeres en obtener grado militar en Argentina.
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El 2 de abril de 1982, mientras el país marchaba a una guerra, fue convocada al hospital militar de Comodoro Rivadavia. “Amo a ese hospital”, dice hoy. Allí, una estructura de origen norteamericano con quirófanos móviles y potabilizadora, recibió a decenas de soldados heridos. Muchos no tenían más de 18 años. “Nos decían que extrañaban a sus mamás”, recuerda Alicia, que entonces tenía 24. Los calmaba con ternura y entereza. “Me pasó una guerra por la cabeza”, cuenta, sin dramatismo pero con la fuerza de quien supo enfrentar la muerte con una caricia.
Pasaron años antes de que pudiera pronunciar “Malvinas” sin quebrarse. Después vinieron la maternidad, el matrimonio, la vida civil. Y también la bronca. Porque su nombre y el de sus compañeras no figuraban en ninguna lista oficial. No eran reconocidas como veteranas. No existían.
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Alicia luchó por cambiar eso. Peleó por su documento de veterana, por el lenguaje que las incluya, por el derecho a tener un nombre en la memoria colectiva. Hoy, su historia es parte del libro y el documental Nosotras también estuvimos, donde se reconstruye esa memoria silenciada.
Visita escuelas, cárceles y actos públicos. Lleva la memoria como estandarte. Milita por la verdad y el reconocimiento. “Prefiero vivir iluminada por la memoria”, sostiene. Y con cada charla, cada historia que rescata, cada niño o niña que escucha su testimonio, se asegura de que nunca más vuelva el olvido.
Fuente: AIREDIGITAL



