



Hallazgo arqueológico podría modificar la historia de los neandertales
Actualidad03/04/2025

Un hallazgo en el sur de China reescribe la historia del Paleolítico. Aparecieron herramientas idénticas a las usadas por los neandertales, pero a más de 8.000 kilómetros. La explicación aún divide a los arqueólogos.
La historia del Paleolítico volvió a cambiar. Una excavación en el suroeste de China sorprendió al mundo científico. En Longtan, aparecieron herramientas típicas de Europa, pero en pleno corazón de Asia.
El hallazgo tiene más de 60.000 años. Las piezas encontradas coinciden con la tecnología Quina. Un sistema de producción complejo, asociado históricamente a los neandertales.
Los raspadores Quina no son simples piedras talladas. Tienen bordes afilados, formas gruesas y marcas de uso prolongado. Sirven para trabajar pieles, cortar madera y procesar hueso.
La sorpresa no fue la antigüedad, sino la ubicación. Hasta ahora, nadie había registrado esta tecnología en Asia oriental. El descubrimiento desafía teorías firmes sobre la evolución humana.
La tecnología Quina dominaba Europa occidental. Apareció por primera vez en Francia. Se consideraba exclusiva de los neandertales del Pleistoceno medio.
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En Longtan, también encontraron núcleos de piedra. Son los bloques desde los cuales se extraían los raspadores. El sitio muestra evidencia de producción intensiva.
Los arqueólogos creen que se trató de una industria local. El grado de sofisticación indica uso prolongado, planificación y transmisión de conocimientos.
El problema es cómo llegó esa técnica hasta allí. ¿Migraciones desde Europa? ¿Préstamos culturales? ¿Invención independiente? Todas las hipótesis están sobre la mesa.
No hay restos humanos en el sitio. Solo herramientas. Ningún fósil permite identificar a los responsables. Pero la zona tiene antecedentes denisovanos.
Los denisovanos habitaron zonas cercanas. Eran parientes de los neandertales. Vivieron en Siberia y probablemente en regiones altas del Tíbet.
Podrían haber creado estas herramientas por su cuenta. Las condiciones ambientales eran similares. Las necesidades también. La tecnología puede haber surgido por convergencia.
La convergencia tecnológica es común en la historia. Soluciones parecidas aparecen en culturas distantes cuando enfrentan problemas similares. No siempre hay contacto directo.
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Longtan presenta un clima seco y bosques abiertos. Es un entorno ideal para los raspadores Quina. Igual que en Europa hace 60.000 años.
La arqueología de Asia necesita una revisión. Durante años se creyó que el este era tecnológicamente pasivo. El nuevo hallazgo refuta esa idea.
Longtan no está solo. Aparecieron otras herramientas complejas en la región. Algunas coinciden con técnicas Levallois, también típicas del Paleolítico medio.
Los asiáticos del pasado pudieron ser tan innovadores como los europeos. La falta de evidencia no es prueba de inferioridad, sino de vacío arqueológico.
Si los habitantes de Longtan copiaron, hubo contacto humano. Si inventaron, hubo capacidad técnica. En ambos casos, hubo complejidad.
El hallazgo implica un cambio de mirada. Europa ya no puede ser el centro exclusivo de la evolución tecnológica. Asia también aportó innovaciones.
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Los investigadores detectaron más de 30 yacimientos similares. Todos en el mismo valle. Cada uno puede revelar piezas clave del rompecabezas.
El misterio continúa sin resolver. ¿Quiénes tallaron esas herramientas? ¿Cómo aprendieron a hacerlo? ¿Cuánto compartieron con otros grupos humanos?
La hipótesis más audaz sugiere una conexión continental. Podría haber rutas de migración no documentadas. O contactos indirectos a través de cadenas culturales.
La teoría más prudente apuesta a la invención local. Las condiciones lo permiten. La tecnología lo justifica. Pero falta evidencia intermedia.
Si aparecen versiones primitivas, confirmarán el origen asiático. Si no, se reforzará la idea de contacto. La clave está en las capas más antiguas.
Por ahora, solo hablan las piedras. No hay huesos. No hay arte. Solo herramientas. Pero dicen mucho sobre quienes las usaron.
Los arqueólogos siguen excavando. Esperan encontrar restos humanos o nuevas pistas. La historia sigue abierta. Los libros todavía no cierran.
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Longtan reabre un debate global. Europa pierde exclusividad. Asia gana protagonismo. La prehistoria se vuelve más compleja, más rica y más compartida.
Las fronteras del conocimiento cambian todo el tiempo. Un raspador puede valer más que una teoría. Una piedra puede derribar siglos de certezas.
El Paleolítico no fue uniforme. Fue diverso, adaptable y sorprendente. Como la humanidad que lo habitó.





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