
Puerto Madryn, 1994: el caso Zúñiga y la noche en que el delito cambió de rostro
Por Sergio Bustos
Desde sus orígenes con capital mixto hasta los conflictos laborales más severos de los años 90, la firma pesquera Conarpesa atravesó momentos de crecimiento y de colapso financiero que marcaron a Puerto Madryn.
La historia de la firma pesquera CONARPESA se remonta a los años 70, pero su consolidación como protagonista del sector se dio en la década del 80. El 3 de noviembre de 1981, directivos como Francisco Frías, Raúl Espinosa y Guillermo Schmidt desmintieron en el diario Jornada que la empresa operara con prácticas ilegales. Aclararon que el 90% de su personal era argentino y que en ocho meses de trabajo habían capturado apenas 1.226 toneladas de langostino, desmintiendo versiones sobre presunta depredación o contaminación marina.
El 13 de abril de 1982, la agencia de noticias de El Chubut informó que CONARPESA gestionaba ante la Armada y la Subsecretaría de Pesca de la Nación el cambio de nombre del buque CONARPESA I y la instalación de una planta procesadora de pescados y mariscos en las Islas Malvinas. La solicitud incluía autorización para operar con base en Puerto Isla Soledad y sumar cuatro buques a los tres ya operativos desde Madryn.
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Ya en 1986, según lo declarado por su director ejecutivo Rubén Espinosa en una publicación del 31 de enero de 1988, CONARPESA generó exportaciones por 14 millones de dólares. En 1987 la cifra alcanzó los 18 millones y la planta de Puerto Madryn tenía 5.427 m². Espinosa anunció planes de expansión, inversiones en Santa Cruz sin financiamiento externo y una política de reinversión que, según sus palabras, estaba basada en "el trabajo serio y constante".
El 10 de enero de 1992, se registraron las primeras versiones públicas sobre una presunta quiebra de CONARPESA. Raúl Espinosa negó de forma tajante esa posibilidad y las calificó como “un disparate sin fundamentos”. En la misma edición, el ejecutivo aclaró que los sueldos atrasados se debían a una demora técnica en las transferencias. El 22 de enero, el diario Jornada publicó otra desmentida de Espinosa, quien acusó a un medio radial de lanzar “una campaña difamatoria” con fuentes anónimas.
El 25 de enero de 1994, anunciaron que CONARPESA incorporaba un moderno pesquero congelador llamado B/P Fernando Álvarez. La nave tenía capacidad para cinco toneladas diarias y 1.200 CV. Espinosa detalló que se trataba del último de cinco buques nuevos incorporados a la flota y destacó la tecnología de captura utilizada.
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En marzo de 1994, presentaban a los medios de comunicación la alianza estratégica entre CONARPESA y la firma Pescafina. Según Espinosa, el convenio permitía acceder a mercados europeos y asiáticos, mejorar el aprovechamiento del langostino y planificar una expansión productiva sustentada en la globalización. Ignacio Pasquina, directivo español, subrayó que "no hay posibilidades de exportar sin asociarse" y destacó la proyección de la planta de Madryn.
Sin embargo, el conflicto estalló poco después. El 6 de agosto de 1993, El Chubut informó que se iniciaba el retiro de barcos vendidos junto con la planta de Marejada S.A., evidenciando la crisis. El 22 de agosto, el mismo medio publicó que el personal abría nuevas esperanzas tras una reunión con Espinosa, quien había regresado de Buenos Aires para explicar la venta de Marejada y de cuatro barcos como mecanismo para cancelar deudas.
En septiembre y octubre de 1993, los conflictos se agravaron. El 19 de octubre, trabajadores tomaron la planta de Marejada para evitar la salida de mercadería; y el 22, se publicó que el personal esperaba el cobro con recursos de la venta. El 1 de octubre ya vivían en carpas frente a la planta.
El 3 de noviembre de 1993, otro hecho significativo fue reportado: por orden judicial y con custodia policial, se retiraron 46 toneladas de langostinos de Marejada, lo que generó una fuerte reacción de los trabajadores.
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El 10 de noviembre se confirmó el pago parcial de sueldos adeudados, aunque el conflicto no terminó. En noviembre, la provincia envió víveres secos al personal de CONARPESA y COINPES, reflejando la gravedad de la situación social.
En enero de 1994, el 25 y el 27, se produjo el lanzamiento del nuevo buque Fernando Álvarez y un acto con funcionarios y referentes políticos. Espinosa destacó en su discurso que "una empresa pesquera como la nuestra no es otra cosa que el conjunto de personas, con su esfuerzo diario y su firme voluntad de progresar".
Finalmente, el 1 de agosto de 1995, Raúl Espinosa y Guillermo Schmid explicaban el trasfondo del conflicto societario con el grupo Álvarez, la rescisión de contratos con Amerimar S.A. y Pescafina, y la decisión de mantener a flote la empresa sin concursarse. Espinosa cuestionó duramente la maniobra de endeudamiento planificada por el socio mayoritario español y su asesor jurídico.
Desde sus inicios como proyecto industrial mixto con proyección internacional, hasta el colapso económico, las tomas obreras y los intentos de rescate empresarial, CONARPESA atravesó una historia signada por la tensión entre expansión, endeudamiento, alianzas estratégicas y resistencia de sus trabajadores.
Por Sergio Bustos
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