
Descubren en Neuquén un dinosaurio gigante y único: Tenía los pies en forma de estrella
Actualidad05/07/2025


Un equipo de investigadores del CONICET encontró en Neuquén los restos fósiles de un nuevo dinosaurio saurópodo que habitó la Patagonia hace unos 95 millones de años. Se trata del Astigmasaura genuflexa, un herbívoro de gran porte, cuyo esqueleto parcialmente articulado fue rescatado tras un hallazgo casual en el yacimiento El Orejano, en el departamento de Añelo.

La nueva especie pertenece a la familia de los rebaquisáuridos y medía unos 18 metros de largo, con un peso estimado de más de 10 toneladas. Tenía el cuello y la cola extensos, patas esbeltas, y dedos ensanchados hacia atrás. Pero lo que más sorprendió a los paleontólogos fue la complejidad de las vértebras y arcos hemales, con formas nunca vistas en este grupo de dinosaurios.
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El descubrimiento fue publicado esta semana en la revista científica Cretaceous Research y representa una de las reconstrucciones más completas del esqueleto posterior de un rebaquisáurido. Flavio Bellardini, investigador del IIPG (CONICET-UNRN), destaca que es la primera vez que se hallan ambos miembros traseros, la cadera y parte de la cola en condiciones tan buenas.
El nombre del género, Astigmasaura, refiere a un animal sin marcas de propiedad, en alusión al lugar del hallazgo. El epíteto genuflexa describe su particular postura: los restos fueron encontrados con ambas patas traseras dobladas, como si el animal hubiese muerto arrodillado.
El estado de conservación permitió reconstruir la musculatura y las extremidades posteriores, lo que servirá como base para investigar cómo caminaban, qué postura tenían y qué huellas dejaban estos gigantes del Cretácico. Algunos huesos presentan indicios de edad avanzada, como tendones osificados y vértebras con señales de patologías.
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El esqueleto se encontró en sedimentos arcillosos y arenosos de la Formación Huincul, dentro del cauce antiguo de un río serpenteante de baja energía. El cuerpo quedó encallado en una barra arenosa, y tras una crecida fue sepultado rápidamente por sedimentos, lo que facilitó la fosilización.
La excavación duró cinco campañas de campo y requirió herramientas pesadas, desde martillos neumáticos hasta camiones y retroexcavadoras. En total se recuperaron 20 vértebras caudales, ambos fémures, tibias, pies casi completos y varias piezas de la cadera.
En 2023, se trasladó el último bochón de yeso al Museo “Argentino Urquiza” de Rincón de los Sauces, donde comenzó la meticulosa limpieza del material fósil. Cada hueso fue liberado manualmente de la roca portadora para conservar su forma y estructura original.
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Este hallazgo resulta fundamental para entender las últimas etapas evolutivas de los rebaquisáuridos antes de su extinción, hace unos 90 millones de años. Hasta ahora, no existían registros tan detallados sobre la anatomía trasera de estos dinosaurios en Sudamérica.
Las comparaciones con otros fósiles mostraron rasgos únicos que justificaron la declaración de una nueva especie. El cruce entre similitudes y diferencias reveló un linaje poco conocido que ocupó la Patagonia antes del colapso definitivo de su grupo.
La historia comenzó en 2017, cuando trabajadores petroleros de GASNOC YPF detectaron restos fósiles en el sitio. Ese aviso disparó la investigación que terminó, ocho años después, con una contribución científica de alto impacto internacional.









