“Piloto de radio”: Historias e ideas del aire que llegan a un libro

Por Martín Berrade

Enfoques30/08/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
piloto de Radio
piloto de Radio

La radio, desde su nacimiento en la Argentina en 1920, es efímera. Sus contenidos han viajado por el aire llegando a millones de personas y, sin embargo, no hay mucho registro de los momentos emocionantes, importantes, disruptivos, originales o hasta de los pocos segmentos creativos generados por las voces y productores radiales a lo largo de la historia.

Sí, claro, la prensa escrita se ocupó de las emisoras durante varias décadas hasta que Internet y sus plataformas permitieron no solo expandir su mensaje sino también atesorar algunos capítulos de la radiodifusión como una suerte de reservorio o archivo. Así podemos escuchar viejos jingles, segmentos históricos y pasajes diarios de la radio de nuestros días.


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A todo esto, la “literatura radial” cuenta con pocos ejemplares dedicados al medio por excelencia de los argentinos. Muchos de ellos son, ciertamente, muy valiosos. Pero son pocos teniendo en cuenta la enorme tradición radial en nuestro país.

En ese sentido, quienes somos parte del medio en sus diversos ámbitos celebramos la reciente edición de Piloto de radio, libro escrito por Horacio Fraccione, especialista en medios con una extensa trayectoria como productor, creativo y desarrollador de radios en Argentina. Fraccione tiene a su cargo varias radios en la costa atlántica y es el creador de la agencia Mediamax.

Contratapa Piloto de Radio

Con prólogo de Juan Pablo Tramezzani, profesor de radio en la Universidad Católica Argentina, Piloto de radio nos invita a sumergirnos en la historia de la radio, su rica tradición en materia creativa durante las últimas décadas, su potencia a la hora de comunicar noticias, posicionar productos y servicios, y su incuestionable vigencia. Además cuenta con anécdotas y expone la mirada de uno de sus protagonistas en exitosos proyectos que hicieron historia.

“Los argentinos y la radio tenemos un romance muy especial: la inventamos nosotros, o eso nos decimos. Es nuestra, como la birome y el dulce de leche. Y en cada rincón de nuestro suelo hay al menos una radio”, cuenta Horacio en las primeras páginas de su libro.


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A los 20 años (década de 1980) Fraccione comenzó su trayectoria en la innovadora FM Láser 102 de Buenos Aires como vendedor de publicidad: “Era la época del walkman, de las almohadillas naranjas, y de pronto, gracias a la FM, la vida se convertía en una película. El sonido era espectacular, las voces te penetraban el cerebro y parecían hablarte directamente a vos. Gracias a la FM, en cada viaje en colectivo, en cada esquina porteña, la radio se fue convirtiendo en la banda de sonido de miles de jóvenes. La experiencia, entonces, se volvió algo íntimo, personal y al mismo tiempo masivo”.

Mediante ejemplos vividos en primera persona, en otro pasaje del libro, el autor resalta el valor de la localía de la radio reconociendo, al mismo tiempo, la llegada mundial gracias a las nuevas tecnologías. “Seguramente en diez o quince años la radio se transmita exclusivamente vía streaming, pero aunque tenga la capacidad de llegar a los puntos más recónditos del planeta, la radio nunca dejará de ser local”.

Horacio Fraccione CEO de Mediamax

Conocedor del mercado publicitario, por supuesto que Fraccione habla de la publicidad en la radio. Y en un capítulo del libro rememora una de las primeras acciones llevadas a cabo en una emisora porteña: “Gracias a la publicidad la radio argentina dejó de ser una actividad amateur para convertirse en una imparable industria profesional. (Jaime) Yankelevich fue el primero en hacer contratos con los artistas, tanto con músicos como con elencos de radioteatro".

"Se focalizó sobre todo en las actuaciones en vivo, pero como los estudios (de Radio Belgrano) quedaban lejos en la calle Boyacá, en el barrio de Flores, ideó una serie de incentivos para que los protagonistas fueran hasta la radio. Rosita Quiroga, célebre cantante criolla, señalaba en una entrevista que Yankelevich les pagaba con camas de bronce y latas de aceite Cuvillas. Los oyentes se acostumbraron rápidamente a la publicidad y sin problemas podían oír el nombre de un patrocinador entre diez y veinticinco veces en un programa de media hora”. 


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Otras páginas de Piloto de radio están dedicadas a la mirada del autor sobre las radios líderes en la actualidad y el porqué del éxito de los ciclos más sintonizados en Buenos Aires con proyección nacional.

“La realidad es que los oyentes de radio crecen año a año. Solo ha cambiado la forma en que se escucha. Cada vez hay menos gente que enciende el aparato tradicional, pero ahora escucha su programa en la radio nativa del teléfono, en la aplicación IOS o Android de la radio, en la web desde su portátil o en el canal ochocientos de su tevé tradicional. La radio ha multiplicado sus dispositivos. Hoy se puede sintonizar en una antigua radio capilla con sus bordes redondeados o también en una de esas más art déco que simulan el skyline de New York, o si no en una mítica Noblex Siete Mares, con su emblemático cuadrante mundial poblado de escalas con husos horarios de por medio”, aporta Horacio en el capítulo Lo que no la mata la fortalece…

Piloto de radio cuenta con las palabras finales a cargo Lalo Mir, ícono de la locución radial: “Un libro sobre la radio en estas épocas apocalípticas de streaming e inteligencias artificiales es un oasis. Pone en valor un medio que se posiciona de manera natural como la única resistencia a la comunicación descontrolada. La radio es la palabra, y sin la palabra no hay mundo ni humanidades posibles. Por eso, la radio está más viva que nunca. Fraccione parece haber nacido dentro de una radio, o de un aparato de radio. Su relato traspasa todos los planos posibles: el asombro del descubrimiento, la fascinación con el medio, su compromiso con los oficios, la programación, las audiencias, los transmisores y las antenas, y su concepto fundamental: la magia”.


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Concluye Lalo: “Esta es una lectura para oyentes de radio, para fanáticos, seguidores, admiradores, simpatizantes, aficionados, estudiantes; para todos los que aman el arte de transmitir palabras e ideas por el aire. Y, por supuesto, para los que se acuestan con una radio pequeña debajo de la almohada”.

Todo dicho, y desde ahora, todo escrito en una valiosa publicación dedicada a la radio.

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