Milei refuerza el equilibrio fiscal y economistas celebran sin mirar todo el panorama

El discurso de Javier Milei volvió a colocar en el centro la idea de equilibrio fiscal. La insistencia presidencial encontró eco en el mundo económico, que destacó el rumbo sin margen para subir impuestos y con reducción progresiva del gasto. Sin embargo, en las opiniones no aparece la situación de quienes más padecen la recesión: asalariados y jubilados.

Aldo Abram, de la Fundación Libertad & Progreso, sostuvo que “no hay margen para subir impuestos y el gasto se va a ir reduciendo”. El economista pidió un Congreso más responsable y advirtió que no puede alterarse el superávit. Sus palabras giraron en torno a números y consensos legislativos, sin referencia al impacto social.

Daniel Marx, exdirector del Banco Central, fue en la misma línea. “Fue un llamado a discutir el presupuesto con una restricción: el equilibrio”, dijo. También remarcó que hace falta bajar el riesgo país para atraer inversiones. En su análisis, tampoco hubo menciones al deterioro de salarios y jubilaciones.

Luis Secco, director de Perspectiv@s Económicas, advirtió que los números del Presupuesto son “voluntaristas” y que el tipo de cambio no permite acumular reservas. “Es correcto reafirmar el equilibrio fiscal de manera irrenunciable”, comentó. Luego señaló la recesión como consecuencia de la política monetaria contractiva. Pero en sus palabras no se coló el drama cotidiano de los hogares.

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En el plano empresario, la Cámara Argentina de Comercio celebró el mensaje. Natalio Mario Grinman sostuvo que “el Presidente reafirmó el compromiso con el equilibrio fiscal, pilar del ordenamiento económico”. Valoró el derrumbe de la inflación como signo positivo, pero tampoco mencionó cómo impacta en las ventas la caída del consumo masivo.

Jaime Campos, de la Asociación Empresaria Argentina, pidió consensos para aprobar el presupuesto. Santiago Mignone, de IDEA, remarcó que “se contemple a los sectores más vulnerables con mayores partidas sociales”, aunque su planteo quedó diluido frente al énfasis en la estabilidad fiscal. En el discurso empresario, el trabajador solo aparece como destinatario indirecto de políticas que apuntan al equilibrio de las cuentas.

El presidente de Adeba, Javier Bolzico, recalcó que “el Presupuesto es una herramienta central y el gasto debe ser financiable con impuestos razonables”. Para él, la discusión está en los márgenes de recaudación y financiamiento, sin detenerse en los bolsillos golpeados por la inflación.

En tanto, Marcos Pereda, vicepresidente de la SRA, planteó que la señal más fuerte para la producción será la baja de impuestos, en especial las retenciones. “Hoy asfixian al campo y frenan el potencial de la economía”, señaló. El énfasis estuvo puesto en la presión impositiva sobre el agro, pero no en la pérdida de poder de compra de jubilados y trabajadores.

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El mensaje oficial, con tono sobrio, reforzó la idea de un orden fiscal alcanzado “con el esfuerzo de todos los argentinos”. Sin embargo, los sectores más castigados por el ajuste no tuvieron lugar en los análisis empresariales ni en los comentarios de los economistas. La discusión giró alrededor de superávit, riesgo país e inversión, dejando en segundo plano el deterioro de las condiciones sociales.

La coincidencia entre especialistas y dirigentes corporativos es clara: el equilibrio fiscal se convirtió en el único horizonte económico, mientras las necesidades de la mayoría se relegan a un plano secundario. En ese marco, la aprobación del Presupuesto en el Congreso aparece como la próxima prueba política para el Gobierno.